Con un extraño retraso de dos años llega a España el estreno de este filme de John McNaughton, un cineasta que tiene un sitio en la Historia del Cine gracias a su mítico "Henry, retrato de un asesino", un filme que supuso en su momento un hito por ser la iniciadora de una larga serie de películas sobre "psycho-killers" o asesinos en serie (casi me sale un palíndromo, jo...), que instauró el modelo del criminal que mata sin emoción alguna, sin despeinarse, como si estuviera comiéndose un bocadillo.
Pero después McNaughton no ha vuelto a dar en la tecla. A España apenas han llegado algunos títulos, como "La chica del gánster", "Normal life" y "Juegos salvajes", muy flojos. Ahora lo intenta con esta comedia de tono subido (aunque más bien en lo verbal, que no en lo visual), pero, si hay un género difícil, ése es el de comedia. Un cineasta medianamente solvente puede hacer prácticamente cualquier película, menos una comedia; si no está dotado para ella, mejor que lo deje. Es el caso de McNaughton: ya el comienzo, con un histerismo fuera de contexto, nos hace temer lo peor. Después la cosa se arregla algo, mayormente porque la trama se adensa y gana algún interés, con la parejita que tiene "problemas de disfunción eréctil", como diría remilgadamente el Pelé del anuncio, y cómo se les arregla la cosa (no va con segundas...) vía consejeros matrimoniales y psicólogos, aunque previamente tendrán que pasar por un calvario de picapleitos (¿por qué será que en Estados Unidos los abogados tienen peor fama que las honradas moradoras de los lupanares, vulgo putas? En esta película dan alguna pista...). La trama resulta entretenida, ya que no original: se ve venir desde lejos cómo terminará la cosa, así como quién es la doctora casquivana que ilustró en cuestiones orales eróticas al patoso doctorcete protagonista.
Pero McNaughton carece de la sutileza para que esta comedia picantona encuentre su punto, y en todo momento, o se pasa, o no llega (mayormente lo primero: pensará el director aquello de "burro grande, ande o no ande"). Los actores son los primeros damnificados, con un James Spader absolutamente sobreactuado, histérico e insoportable, y una Lara Flynn Boyle que se pasa tres pueblos en su personaje de asesora matrimonial con furor uterino (incluso puterino...).
Hablando de sexo -
by Enrique Colmena,
Aug 28, 2003
1 /
5 stars
Negado para la comedia
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