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Pues ya se ha desvelado el misterio. Han Solo. Una historia de Star Wars, el nuevo “spin-off” que Disney (a través de su filial Lucasfilm Ltd.) se ha sacado de la manga, ahora sobre la juventud del piloto del Halcón Milenario, un film al que le había caído una somanta de palos, lo cierto es que no es tan malo como se decía, aunque tampoco se puede afirmar que llegue al nivel de los capítulos “pata negra” de la franquicia, los que componen las sucesivas trilogías que, poco a poco, van conformando esta serie fundamental en el cine de los últimos cuarenta años, aunque cada vez estoy más convencido de que Star Wars, en su conjunto, goza de un predicamento que, en la realidad, no se corresponde con sus relativamente menguadas virtudes y sus muchos, muchísimos homenajes de toda laya, por no decir plagios.

Pero volviendo a Han Solo. Una historia de Star Wars (en España al distribuidor le han temblado las piernas y no ha traducido literalmente el original, que hubiera sido “Solo. Una historia de Star Wars”, no fuera a ser que hubiera algún despistado que no se enterara de quién era la figura central del film), lo cierto es que las expectativas, a la vista de los sucesivos comentarios que se habían emitido sobre la peli, hablaban de castaña infumable; no es el caso, aunque es evidente que el nuevo eslabón de la costeada cadena que inició George Lucas hace más de cuatro décadas con La guerra de las galaxias (1977), desmerece del resto de la saga.

El problema radica en varias circunstancias. Es cierto que el guion de Lawrence Kasdan (que ya estuvo en el libreto de los episodios V, VI y VII de Star Wars) y su hijo Jonathan es entretenido y resulta ameno, pero también que la puesta en escena de Ron Howard (que cuando quiere puede ser muy buen director: véase El desafío: Frost contra Nixon) es rutinaria, por no decir manifiestamente torpe: he visto ejercicios de fin de carrera de alguna universidad de cuarta categoría mejor rodados que, sobre todo, las escenas de acción de la película, en las que la planificación es caótica, sin orden ni concierto, con una disparatada ensalada de tiros y de planos mal concebida y peor plasmada en imágenes.

Tampoco ayuda mucho un inicio dubitativo, con un Han Solo (entonces solo Han; lo de cómo surge el apellido es para nota: para nota de enviar a los guionistas a Siberia...) imberbe, listillo, un tipo tirando a carajote con una inusitada capacidad para meter la pata: vamos, lo mismito que el Han Solo de la segunda trilogía... Pero después es cierto que la trama se hace amena, y al menos entretiene, que es lo que se le tiene que pedir, mayormente, a un “blockbuster” como este, aunque sea un “blockbuster” en do menor...

Hay personajes nuevos apreciables, como el Beckett (jejeje, vaya puntazo cultista que se han marcado los guionistas...) que hace un Woody Harrelson la mar de entonado, al que le van mucho este tipo de roles de varias capas, vidriosos, éticamente ambiguos. También gusta el nuevo villano, llamado Dryden Vos, un Paul Bettany con un a modo de brutal eczema facial que le confiere un aspecto amenazador, en un papel que el notable actor londinense compone atinadamente. Emilia Clarke, lejos de su legendario personaje de Daenerys Targaryen de Juego de tronos, busca, con buen criterio, no encasillarse en ese tipo de roles; aquí, ayudada por una coloración de pelo distinta, no recuerda al personaje por el que, sin duda, pasará a la Historia del Audiovisual. En cuanto a Alden Ehrenreich, de intrincado apellido, hay que decir que es, a qué dudarlo, mejor actor que Harrison Ford, pero, por el contrario, carece de un ápice del enorme carisma del protagonista de En busca del arca perdida, que es lo que hace grande al ya septuagenario intérprete. Buenos actores los hay a patadas; actores con carisma, muy pocos...

Eso sí, me parece que quizá Disney se tenga que replantear estos “spin-offs”, al menos desde el punto de vista comercial. El anterior, Rogue One, se estrenó en taquilla en USA-Canadá (que funciona como un solo mercado, como sabe el cinéfilo avezado) con prácticamente el doble de recaudación con el que ha debutado este Han Solo en su primer fin de semana de exhibición, así que los ejecutivos de la Casa del Ratón no deben estar demasiado contentos. Y es que el público (y no digamos esos gigantescos patios de vecinos que son las redes sociales) suele olerse la tostá, como decimos en mi tierra, cuando se intenta estirar “ad nauseam” historias que, como es evidente, no son de chicle. O, si lo fueran, han de estar hechas con la profesionalidad, la competencia y la eficacia que hay que exigir siempre a todo producto, sea de índole exclusivamente comercial o con intenciones artísticas (lo que no es el caso...). A ver si toman nota...



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135'

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Han Solo. Una historia de Star Wars - by , May 31, 2018
2 / 5 stars
Me la temía peor...