Pelicula:

Tras el cierre de Studio Ghibli en 2014, después del fracaso económico de El cuento de la princesa Kaguya (2013), y la retirada de su director principal, Hayao Miyazaki, uno de los productores de Ghibli, Yoshiaki Nishimura, tuvo la idea de crear una nueva productora que recogiera el testigo del cine que hizo famosa a la productora de El viaje de Chihiro, un cine de animación tradicional, en dos dimensiones, pero de ideología progresista, volcado en temas como el ecologismo, el feminismo, la mirada social, la fantasía y la poesía. Convocó a varios de los profesionales de Ghibli que se habían quedado sin empleo, y de ahí nació en 2015 Studio Ponoc, cuya primera película de largometraje sería Mary y la flor de la bruja (2017); posteriormente unieron en una sola cinta tres cortometrajes realizados por otros tantos directores, con un tema común como es la heroicidad de personas anónimas, lejos del oropel de los héroes de los “blockbusters”.

De ahí surge este Héroes humildes, unión de tres cortos, cuyo único nexo de unión serán ciertas acciones de mérito que realizarán sus protagonistas, gente corriente y moliente, acciones que tendrán consecuencias benéficas a pesar del peligro corrido por sus actores.

Así, el primero de los cortos, titulado Kanino & Kanini, dirigido por Hiromasa Yonebayashi (el mismo director de la mentada Mary y la flor de la bruja), de 19 minutos de duración, presenta una pareja de hermanos que viven en el fondo del mar: no tienen branquias, pero tampoco problema alguno para respirar bajo el agua, algo ciertamente curioso. La madre de los dos hermanos está ausente, desconocemos por qué motivo, y el padre, en un momento dado, será arrebatado por una fortísima corriente, así que los hermanos, que no han alcanzado la edad adulta, tendrán que enfrentarse, en su nueva condición de huérfanos, en flagrante desigualdad de condiciones, con un gigantesco pez que (como dice el proverbio: el pez grande se come al chico...) pretende incorporarlos a su dieta.

El segundo corto que compone el film es Life ain’t gonna lose, dirigido por Yoshiyuki Momose, de 16 minutos de duración; nos presenta la historia de un chico de corta edad al que de pequeño le diagnostican una alergia al huevo, y cómo los padres habrán de estar siempre pendientes de que el niño no tome esa sustancia, cuya ingesta puede ser gravísima para su salud.

El tercer segmento es Invisible, dirigido por Akihito Yamashita, de 12 minutos de duración, sobre un hombre que resulta, a todos los efectos, invisible para los demás. Menos mal que, conforme a la iconografía creada por el cine clásico, el contorno de la ropa de invierno le permite mantener una cierta forma humana, a pesar de lo cual nadie parece verlo, es irrelevante en su trabajo, ni siquiera las células fotoeléctricas lo detectan para abrir las puertas corredizas; solo un perro, y un ciego, saben de su existencia. Tiene tan poco peso específico que, si pierde el extintor que lleva siempre encima como lastre, flota como un globo. Pero ese hombre que nadie ve, que a nadie interesa, cuando llegue el momento, podrá demostrar su existencia con un gesto de valor inusitado, un gesto que puede costarle esa vida en la que nadie repara.

Para nuestro gusto, este tercer corto que compone Héroes humildes es el más interesante, tanto por la forma, con un dibujo realista y casi naturalista, buscando la exactitud en los personajes, como, sobre todo, por el fondo, la que podríamos llamar la balada de un Don Nadie, una metáfora sobre la irrelevancia del ser humano corriente y moliente, ese que es invisible para los demás, hasta que esa invisibilidad se volatilice cuando una acción de valor apabullante, generosa y desprendida, lo haga perceptible para todos. Esa mirada melancólica, pesimista sobre el hombre como especie que ignora a sus prójimos nos parece la más interesante de esta tríada de cortos, mientras que la primera, la de Kanino & Kanini, tiene cosas apreciables pero da la impresión de que podría haberse hecho algo más, que la historia de estos hermanos anfibios tenía más recorrido, había más que contar de sus andanzas en los fondos marinos, cuyo vivo colorido es una de las bazas del corto. Aunque está deliberadamente hecho con un lenguaje oral ininteligible, a base de sonidos guturales, la historia se sigue bien solo con imágenes. Hay en ese corto, de todas formas, una de las constantes habituales en Ghibli (de la que ya hemos visto que Ponoc es heredera natural), la comunión con la Natura, la armonía con el medio marino en el que se desenvuelven los protagonistas, un ecologismo “avant la lettre”, aunque en puridad, finalmente, su mensaje sea en torno al eterno ciclo de la vida.

El segundo segmento, el de la alergia al huevo, ciertamente tiene intereses didácticos y cuenta con honestidad y tono cabal las angustias de los padres con un hijo con tal problema, pero en su conjunto es quizá el más endeble de los tres. En este caso el dibujo es más de trazo rápido, no buscando tanto la reproducción exacta como la aproximación de corte más impresionista.

En definitiva, como todo film de episodios o “sketches”, Héroes humildes resulta un producto irregular, si bien es cierto que, en su conjunto, es una película que mantiene razonablemente el interés y cuenta estimables historias cotidianas, historias de gente de a pie, de héroes anónimos de los que no llevan mallas ni capas ni salvan el mundo, pero sí valiosas vidas, quizá las suyas propias en contextos manifiestamente desfavorables.

(03-06-2020)


Género

Nacionalidad

Duración

53'

Año de producción

Héroes humildes - by , Jun 03, 2020
2 / 5 stars
La balada de un Don Nadie