Pelicula:

Con motivo del vigésimo aniversario de su estreno, esta película se ha repuesto en salas de cine. Recuperamos la crítica que en su momento publicamos en CRITICALIA.


Quizás la más prestigiosa producción de Studio Ghibli, El viaje de Chihiro, supuso en su momento una revolución por cuanto elevó el género del anime a la consideración de la crítica cinematográfica, otorgándole el Oso de Oro en la Berlinale de 2002. Posteriormente, el Oscar a la mejor película de animación y más de treinta premios internacionales la han convertido, sin duda, en la película de anime más apreciada por crítica y público, con la mayor recaudación de la historia del cine japonés. Hayao Miyazaki, el creador de La princesa Mononoke, Mi vecino Totoro o Porco Rosso, compone aquí su obra más redonda, a través de una fantasía desbordada que cautiva a pequeños y adultos.


Chihiro es una niña de diez años que junto a sus padres se muda a una nueva ciudad. Durante el trayecto en coche encuentran por casualidad un parque de atracciones abandonado que resulta ser un universo paralelo a este, lleno de dioses, brujas y extrañas normas que Chihiro deberá aprender si quiere salvar a sus padres, transformados en cerdos por invadir un territorio vedado a los humanos. Para sobrevivir en ese mundo, la niña debe trabajar en la casa de baños, dirigida por la bruja-arpía Yubaba, cuyos clientes son dioses, y sus empleados extraordinarias criaturas entre las que Chihiro sabrá hacerse apreciar por su trabajo y su bondad.


Esta versión nipona de Alicia en el País de las Maravillas (con ciertos toques un tanto kafkianos que recuerdan a esas extrañas normas a las que tenía que someterse K. en El Proceso) no es más que el camino que todos tenemos que recorrer en el tránsito de la infancia a la edad adulta. Siguiendo la doctrina del “Bushido” (camino del samurai) y del confucionismo, en el que el respeto por las normas y por la sociedad, constituyen la clave para la supervivencia, Chihiro aprenderá cuán difícil y complejo es el mundo adulto, pero también que a través del trabajo, la perseverancia y la amistad se puede conseguir cualquier cosa. Al fin y al cabo muchos de los que nos rodean en nuestra vida cotidiana se parecen sospechosamente a monstruos y a dioses pestilentes, a brujas malvadas que nos roban nuestro nombre y nuestra identidad, a seres sin cara que devoran cuanto se encuentran a su paso… ¿les suena de algo?


El nivel de lecturas en esta película es interminable. Cada escena, cada diálogo, contiene una capacidad metafórica tal que desborda al espectador, atrapado, al igual que la joven protagonista, en un desconcertante mundo en el que (como en la vida) nada es lo que parece: dos brujas gemelas, una mala y otra buena, un ser aparentemente inofensivo y generoso que acaba enajenándose y devorando a la mitad de la plantilla de la casa de baños, para volver a ser dócil (y a controlar su dieta) de la mano de Chihiro, o un chico-dragón bueno pero manipulado por una arpía que le obliga a hacer cosas malas (¿les recuerda a algún matrimonio amigo?).


En fin, como la vida misma. Una vez más el mundo de la fantasía (al parecer, en Miyazaki, inacabable) nos sirve para aprender lecciones sobre “la realidad”, a través de los retos y pruebas que una niña debe afrontar para recuperar a sus padres y volver al, aparentemente al menos, más manejable mundo de fuera (Chihiro, la pobre, no sabe aún lo que le espera, casi mejor volverse a la casa de baños). La moraleja es finalmente muy japonesa: intenta ser feliz asumiendo las normas, trabaja duro y demuestra lealtad y obediencia, superando las pruebas que la sociedad te impone. No te rebeles contra el sistema, la única manera de sobrevivir en él, es aceptarlo. En ningún momento Chihiro difunde doctrinas comunistas entre los empleados de los baños de la tiránica Yubaba, ni cuestiona sus normas un tanto absurdas, ni se resiste a perder su identidad a través de su nuevo nombre (de alguna manera todos acabamos alienándonos en el trabajo, ya sea una casa de baños o una oficina; aunque el secreto está en recordar, como Chihiro, que fuera eres otro, que tienes otro nombre).


La chica, al final, se acaba adaptando, igual que hacemos todos. Ah, y otra cosa, como decía en la entrada de Auschwitz, “el trabajo os hará libres”. “Currar” duro en la casa de baños y obedecer es la única manera de sobrevivir en ese mundo (y en este). Ve enterándote, Chihiro. Quizás analizando y analizando, el mensaje no acabe de gustarnos mucho, pero es inevitable dejarse llevar por tal despliegue de imaginación y de belleza plástica. Y es que al fin y al cabo la fantasía es tan sólo una manera de afrontar la realidad (o quizás de huir de ella). El filme va acompañado también de una magnífica banda sonora compuesta por Joe Hisaishi que nos hace pasar de desorbitadas escenas surrealistas al intimismo y a la poesía en un onírico viaje en el que, junto a Chihiro, al final del camino, habremos aprendido unas cuantas lecciones sobre la vida. Bienvenida al mundo real. Es lo que hay, Chihiro, así que espabila.


 


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125'

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El viaje de Chihiro - by , May 23, 2021
5 / 5 stars
Bienvenida al mundo real