Concluía en el Artículo de Fondo publicado en CRITICALIA, bajo el título Rehacer los clásicos, o un dilema atroz, que no podemos abominar de la re-creación de grandes películas, porque eso sería como negar la posibilidad de que existieran variaciones sobre temas excelentes, también igualmente buenas, e incluso mejores. Claro que el caso de este Invasión no es el mejor para ilustrar esa tesis. En 1956 el gran Don Siegel, al que el cine no ha hecho suficientemente justicia, ponía en imágenes, sin apenas dinero pero con cantidades ingentes de talento, una pequeña joya del cine de terror, La invasión de los ladrones de cuerpos, que planteaba la posibilidad de que unos extraterrestres invadieran silenciosamente nuestro planeta y suplantaran nuestros cuerpos con otros producidos “ex profeso”, con iguales rasgos pero carentes de emoción.
De aquel rico venero bebió Philip Kaufman en 1978 para rodar un “remake” titulado La invasión de los ultracuerpos, una nueva versión que, partiendo del tema siegeliano, lo reverdecía y actualizaba convenientemente, planteando la historia con unos (para la época) muy realistas efectos especiales, plegados totalmente al desarrollo del film, y con una atmósfera de terror que sobrecogía, manteniendo el tipo más que bien con respecto al primer (y tan adorable) filme. En 1993 Abel Ferrara reincidiría en el tema en Secuestradores de cuerpos, muy inferior a sus precedentes.
Esta Invasión, que se nutre del mismo regato, no alcanza, ni de lejos, la altura de sus dos primeros predecesores. Podría argumentarse que el hecho de que Oliver Hirschbiegel, el director, haga su primera película en Estados Unidos (tras una larga carrera en su Alemania natal) puede haberle lastrado en el rodaje. Pero eso no sería lógico: hay una dilatada tradición de directores europeos afincados en USA (los últimos de nacionalidad germana son Wolfgang Petersen y Roland Emmerich), sin que se hayan despeinado siquiera ni hayan sufrido trauma ni “jet lag” alguno.
Parece que al estudio, Warner, no le gustó el montaje que hizo el alemán, así que remontó el mismo con material adicional rodado por otros, pero el resultado dista mucho de ser decente: no hay tensión digna de ese nombre, los “malos” son de opereta, la inverosimilitud de la historia, que en los filmes de Siegel y Kaufman se soslayaba hábilmente mediante la creación de una atmósfera de terror casi pánico, aquí no tiene consistencia alguna.
Así las cosas, se toma por el camino fácil, el de la acción a todo trance, con absurdas persecuciones en coche que colindan con el carácter cuasi de supermujer de la protagonista. Se pone el acento, además, en un tema que en las anteriores versiones se tocaba, pero sin la obvia intencionalidad que aquí se expresa: la tentación de la inhumanidad, la posibilidad de que los alienígenas y su civilización carente de emociones (por tanto, también de odio) fuera la solución a los males del ser humano.
Pero esa especie de solapada abjuración de lo que mejor define al Hombre (su capacidad para sentir: odio, amor, sufrimiento, venganza, esfuerzo, abnegación…) choca contra nuestra propia esencia: el ser humano es Irak y su desastrosa guerra y posterior ocupación, con su sangría diaria de muertos, pero también es Mozart, y Vicente Ferrer, y Stephen Hawking, y Madame Curie, y Goethe, y la Madre Teresa de Calculta, y los bisontes de Altamira, y el Taj Majal... El Hombre es miseria y grandeza en una sola raza: que consigamos mejorar el mundo sólo depende de nosotros, pero no será autocastrándonos de lo que nos hace humanos como lo conseguiremos; y si así fuera, dejaríamos de ser humanos.
No es ésta una buena película; y es una pena, porque el tema da para nuevas versiones, pero sin duda bastante más entonadas que este amorfo “remake” de dos películas que, pese al paso del tiempo, siguen resultando sobrecogedoras. Por cierto, anotemos un punto a favor de esta Invasión: al igual que en La invasión de los ultracuerpos el director de la primera versión, Don Siegel, hacía un papelito de taxista, ahora es Veronica Wright, que ya hacía un personaje en la segunda versión, la que interviene en este “remake”, completando con ello una cadena cuando menos curiosa…
(31-10-2007)
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