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Está visto que el cine “de superhéroes” tiene muchas posibilidades, no solo los huecos armatostes plagados de estrellas en mallas, efectos digitales e historias a cual más fantástica por no decir peregrina. Como todo, es cuestión de dar con la perspectiva adecuada y crear desde ella una historia que llegue al espectador, que le dé cosas nuevas, dentro de lo ya conocido, y le presenta una mirada distinta sobre el mismo asunto.

Algo de eso es lo que ha sucedido con el fenómeno que ya podemos convenir en que se ha convertido Joker: se trata de una película sobre la génesis del villano por antonomasia del universo Batman. Por supuesto hay otros muchos, algunos ya llevados a la gran pantalla, como Dos Caras, Pingüino, Enigma o El Espantapájaros, pero parece claro que el malo por excelencia del más famoso cómic de DC (con permiso de Superman...) es el Joker, el Guasón, como lo traducen en Hispanoamérica.

Hasta ahora, en las numerosas películas que se han hecho sobre el Hombre Murciélago desde finales de los años ochenta, cuando la franquicia cobra fuerza a partir del film de Tim Burton Batman (1989), las apariciones del Joker, que ha tenido distintas caras (siendo las de Jack Nicholson y Heath Ledger las más memorables) han sido siempre en tanto que oponente, de antagonista, mientras que aquí se le hace protagonista al preguntarse, ¿cómo se gestó la maldad absoluta, la perversidad sin fisuras, la falta total de escrúpulos, compasión o piedad?

A esa pregunta intenta contestar esta notable Joker: En la ciudad de Gotham (como el cinéfilo avezado sabe, un trasunto de Nueva York), Arthur Fleck es un cómico que subsiste como puede en pequeños trabajos en los que se disfraza de payaso; tiene un TOC (ya saben, Trastorno Obsesivo Compulsivo) que le hace reírse estentóreamente sin motivo alguno. Vive con su anciana madre Penny. Arthur es misántropo, raro, muy asocial; los compañeros no tienen simpatía alguna por él y procuran, casi todos, putearlo de mil maneras. Cuando en la calle donde actúa vestido de payaso como reclamo comercial de un establecimiento, le roban la tabla anunciadora y le dan una paliza a la par que se la rompen, todo empezará a ir de mal en peor...

Joker tiene varias bazas que, evidentemente, juegan a su favor. La primera y fundamental, la extraordinaria composición que del personaje hace Joaquin Phoenix, hasta el punto de que nos hace pensar que cualquier otro actor no hubiera estado a la misma y excepcional altura que el intérprete nacido en Puerto Rico. Phoenix “es” Joker, y aun teniendo en cuenta las grandes interpretaciones que del personaje hicieron Nicholson y Ledger, nos parece que el suyo es superior. Porque el trabajo de Joaquin ha consistido fundamentalmente en darnos verosímilmente la oscura evolución de un tipo que no era sino un pobre diablo, al que una concatenación de sucesos, entre ellos el descubrimiento de la verdad sobre sus progenitores, fue abocando a germinar en él la maldad absoluta, insana, demente, que es una de las características, quizá la fundamental, de este antihéroe.

Otra de las bazas de Joker es, sin duda, un notable guion, debido al propio director y a Scott Silver, que tiene cierto pedigrí en la escritura de libretos, como los que escribió para Johns (1996) o The fighter (2010). Más llamativo es el hecho de que el director, Todd Phillips, hasta ahora se había dedicado casi en exclusiva a pencas comedietas como Road trip (2000), Escuela de  pringaos (2006) y Resacón en Las Vegas (2009), por mucho que ahora haya cierta corriente crítica que le ríe las gracias a estas mamarrachadas. Así que el hecho de que haya escrito junto a Silver esta dolorosa historia de descenso a los infiernos, y que además la haya puesto en escena con mimo y mucho tino, no hace sino confirmar que un buen director, si tiene un tema interesante, puede sacar mucho partido, de la misma manera que, con material de saldo, difícilmente podrá hacer nada positivo.

Notable película sin duda, aunque para nuestro gusto le sobran entre 10 y 15 minutos, en concreto hacia la mitad del metraje, donde el film llega un momento que se empantana y no avanza, redundando en algunas secuencias y temas que ya nos han quedado claros. Aparte de eso, la película es poderosa, maciza, plagada de temas serios: la impiedad del capitalismo salvaje, la rebeldía de los más desfavorecidos por una mínima chispa, como gota que rebosa el vaso, la identificación de los que nada tienen con los que se toman la justicia por su mano, a la manera de los “sans culottes” de la Revolución Francesa.

Aparte de Phoenix, ya suficientemente glosado, llama la atención un Robert de Niro que, por una vez en los últimos veinte años (con permiso del scorsesiano El irlandés), se toma en serio un papel y nos regala unos minutos magistrales, aparte de reafirmar las evidentes referencias icónicas y temáticas de Joker con la emblemática Taxi driver. Como curiosidad, aparece como execrable padre de Bruce Wayne (el alter ego de Batman, que también tiene una episódica aparición... como un pipiolo de 10 años) Brett Cullen, recordable por haber estado, allá por el Pleistoceno Superior, en la mítica Falcon Crest.


(09-10-2019)


 


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122'

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Joker - by , Sep 09, 2021
3 / 5 stars
El antihéroe