Pelicula:

Tras el díptico familiar, casi en clave de docuficción, formado por Carmina o revienta y Carmina y amén, el actor y director sevillano Paco León afronta su primer largometraje totalmente de ficción, este Kiki, el amor se hace, donde revela varias cosas. La principal es que, como decimos en mi tierra (que es la suya), es muy largo: León sabe más que Briján, por usar otra de las típicas locuciones andaluzas. Sabe que pocas cosas hay que llamen más la atención que el sexo oral (mejor diremos sexo verbal, para que no haya equívocos…), y dicho y hecho, su primera película al uso combina comedia (su género por antonomasia) con un tono erótico, sexual, que no traspasa nunca la barrera del picante, del sexo hablado, e incluso se puede decir que en cuanto a epidermis mostrada es extraordinariamente recatado (sólo se le ven las tetas a Natalia de Molina, y punto pelota; bueno, hay expresiones que las carga el diablo…).

Cinco parejas (alguna finalmente con morfología triangular) nos cuentan sus historias, que no son otras que las filias sexuales con las que algunos de sus componentes se excitan, más allá de lo habitual (aunque no sé muy bien qué es lo habitual…). De esta forma nos enteramos de curiosas maneras de llegar al orgasmo, como las que están relacionadas con la excitación que se produce en los momentos de violencia (harpaxofilia), o por el roce de determinados tejidos (dacrifilia), o ante la visión de alguien dormido (somnifilia, lógicamente…), e incluso las relaciones estables de personas en número superior a dos (poliamor). Esas cinco parejas habrán de aprender a incluir con naturalidad en sus vidas íntimas esas formas de satisfacción que no son, finalmente, sino otra forma de amar, otra forma de expresar pasión por el otro (o los otros), otra forma de llegar a la plenitud como persona.

Con diálogos bien construidos, huyendo de los textos plomizos o literarios y buscando acercarse a las conversaciones coloquiales de la gente corriente, Kiki, el amor se hace es también, y sobre todo, una película de actrices: todas las que intervienen están espléndidas, desde ese gran descubrimiento reciente (dos Goyas ya, y tiene 26 añitos cuando se escriben estas líneas) que es Natalia de Molina, hasta una Mari Paz Sayago en el registro más dramático del filme, que ella resuelve extraordinariamente, confirmando que además de una gran cómica es una más que notable trágica. Brillan también a gran altura Alexandra Jiménez, nunca tan parecida a Meg Ryan (hay incluso una escena que remite a la secuencia estrella de Cuando Harry encontró a Sally), pero con mucho más talento que la norteamericana. Candela Peña también está estupenda, aunque eso es habitual en ella. Pero sobre todas las actrices descuella Belén Cuesta, otra andaluza que llega a niveles estratosféricos en su personaje, con una admirable, desvergonzada gracia. En cambio, los actores están bastante más flojos; en todo caso destacaría a Luis Bermejo, un actor de carácter al que le recordamos brillante en Magical girl. Paco León se muestra entonces como un notabilísimo director de mujeres, a las que sabe sacar todo el partido posible. ¿Estaremos quizá ante nuestro George Cukor, nuestro director especializado en actrices? No es por nada, pero me parece que León firmaría ahora mismo tener una carrera como director similar a la del autor de Historias de Filadelfia, La costilla de Adán, Ha nacido una estrella (versión 1954), My fair lady o Ricas y famosas, por solo citar algunas de sus películas más conocidas.

Curiosamente, la base argumental reside en el filme australiano The little death (2014), de Josh Lawson, que Paco León y su coguionista Fernando Pérez (fogueado en series de éxito como Aida) españolizan con notables dosis de cachondeo: ya no es el cine norteamericano el único que versiona filmes de otras cinematografías, qué nivel…


Kiki, el amor se hace - by , Apr 06, 2016
3 / 5 stars
Sexo oral