Cuando se habla de dibujos animados lo más normal es pensar en Walt Disney y en el cine americano, pero recientemente ese tipo de cine también está tomando más preponderancia en Europa y en España, aunque modernamente con las técnicas de la animación digital, pero no se ha olvidado el dibujo animado tradicional.
Un buen ejemplo lo tenemos en la nueva producción del director irlandés Tomm Moore, que nos ofrece La canción del mar, que está basada en algunas leyendas célticas y las historias de los selkies, curiosos seres mitológicos que en el mar adquieren la forma de foca y en tierra la de una persona.
Es la historia del viaje a casa de Saoirse, la última niña foca. Después de la desaparición de su madre, Ben y su hermana Saoirse, para protegerlos de los peligros del mar al vivir en un faro situado en un acantilado, su padre los envía con su abuela a la ciudad. Cuando una noche de Halloween deciden buscar a su perro Cu y volver a su casa junto al mar, su viaje se convierte en una carrera contra el tiempo a medida que se internan en un mundo que Ben sólo conoce a través de las leyendas, los cuentos y las canciones que le cantaba su madre sobre unas criaturas que, según ella, llevan en nuestro mundo demasiado tiempo. Ben pronto se da cuenta de que Saoirse será la clave para su supervivencia, liberando así a esos seres mágicos de los males y sortilegios de la Bruja de los búhos, y recuperar sus poderes.
Esta película está dirigida por el cineasta Tomm Moore, que debutó en el largometraje de animación con El libro de Kells (2009), siendo éste su segundo título animado, realizado con delicadas ilustraciones, abigarradas y modernas, con una narración tierna, meticulosa y melancólica, que cuenta este viaje fantástico y nostálgico al mismo tiempo, en el que se ven inmersos estos dos niños y finalmente también su padre buscando a su madre en el fondo del mar, donde se encuentran con los selkies que les enseñan a enfrentarse a la pérdida de ésta o cómo la naturaleza y el mar pueden ser muy crueles a veces.
Es importante en esta historia la ausencia de la madre que constituye la esencia del dramatismo de la misma. Conceptos como la muerte, la pérdida de un ser querido, el amor de la madre, están en el artesanal film con fondos casi psicodélicos, con dibujos hechos a acuarela o al pastel, con una banda sonora que recobra parte del folclore tradicional irlandés, apta para todos, con personajes deliciosos en los que se detecta la ingenuidad y la ternura junto al deseo de terminar con el mal en el mundo, que posiblemente disfrutarán tanto los niños como los adultos, que se recrearán más en lo artístico de esta interesante cinta irlandesa animada sobre leyendas célticas que constituye un espectáculo de una gran belleza en lo estético con una imaginación desbordante.
Fue nominada al Oscar, al César y a los premios del cine europeo como mejor película de dibujos animados.
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