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CRITICALIA CLÁSICOS
Disponible en Filmin, Netflix, Prime Video, Rakuten y Acontra+.

En 1980, el piamontés Umberto Eco, especialista en semiología, pedagogo, medievalista, autor de ensayos como Apocalípticos e integrados o Lector in fabula -entre otros muchos- publica su primera obra de ficción, una intensa, compleja, detallista, maravillosa, intrigante y larga novela, que supera las 600 páginas, ambientada en el turbulento siglo XIV, cuando una Europa tardomedieval entra en ebullición en lo político, en lo religioso, en lo artístico, en lo territorial y en las relaciones de las distintas capas sociales.

Cultista y sabio, Eco monta una intriga que no desdeña lo detectivesco, que introduce gráficos explicativos (cual Agatha Christie), que bautiza a sus personajes con claras alusiones, como su protagonista Guillermo de Baskerville (lo primero por Guillermo de Ockham, filósofo escolástico del XIV, y lo de Baskerville en referencia evidente a su admirado Sir Arthur Conan Doyle y el famoso sabueso...) o que a la primera víctima que tiene que investigar sea Adelmo de Otranto, por El castillo de Otranto, novela de terror gótico de Horace Walpole, autor del XIX muy admirado por Walter Scott. A todos ellos, y muchos más, los mete Eco en una abadía sin nombre al norte de Italia, famosa por su biblioteca, y regida por los monjes benedictinos, mientras Guillermo y el novicio  Adso de Melk, que le acompaña, son frailes franciscanos.  

Acuden para celebrar un encuentro con delegados pontificios y aclarar la situación de las distintas ramas entre los franciscanos. Guillermo es un antiguo inquisidor ya famoso por sus dotes esclarecedoras de misterios, enigmas o textos difíciles de entender. Pero a su llegada empiezan a producirse asesinatos de manera alarmante, y de diferentes formas. Umberto Eco presenta una galería de monjes de muy distintas opiniones y comportamientos, introduciendo personajes que fueron reales en la época, como Ubertino de Casale o Hugo de Newcastle. La tensión va subiendo de tono y el misterio se va centrando en la Biblioteca, y en la figura del anciano ciego Jorge de Burgos. Con la aparición de una muchacha campesina  y la llegada de un inquisidor, Bernardo Gui, éste sí en funciones, termina de declararse un final apocalíptico que destruye la abadía y su enigmática e irrepetible biblioteca.
 
Eco narra una intriga historicista, pero también con rasgos detectivescos y evidentes influencias de Jorge Luis Borges (como esa biblioteca infinita, fundamental en la trama). Una obra monumental -pero exitosa- a la que el cine no podía hacer oídos sordos. Así surge una gran producción en la que participan Alemania, Francia e Italia, cuatro competentes guionistas, música de James Horner o fotografía del brillante Tonino Delli Colli. Y al mando de todo el tinglado como director Jean-Jacques Annaud, ya curtido en El cabezazo (con el fútbol de fondo) o En busca del fuego, simpática adaptación de La guerra del fuego, excelente novela prehistórica de J.H. Rosny (seudónimo de dos hermanos belgas), de la que alguien dijo que en ella (en la película) el chico estaba todavía en el Paleolítico, mientras la chica se andaba ya por el Neolítico. Pero el gran paso lo dará Annaud con el film que glosamos, en una carrera en la que seguiría con cintas como Enemigo a las puertas o muy recientemente con Arde Notre Dame.

Respetando las grandes líneas del libro, exagerando la caracterización de muchos atrabiliarios monjes, y el carácter laberíntico de la biblioteca, la cinta resulta majestuosa y mantiene en vilo al espectador, con estupendos decorados y un reparto que incluye a F. Murray Abraham (recién oscarizado por Amadeus) o Michael Lonsdale (como el Abad) o Ron Perlman (el embrutecido Salvatore) y la francochilena Valentina Vargas (como la muchacha campesina). Y a la cabeza del grupo actoral están, como novicio un joven Christian Slater (que luego malogró su carrera por graves problemas personales) y un inconmensurable Sean Connery, probablemente en uno de sus mejores papeles junto a Robin y Marian.

El indudable instinto comercial de Annaud le llevó a modificar y dulcificar el tramo final del libro. Aquí el pueblo libera a la inocente campesina, mientras  Umberto Eco es más cruel y señala que al estar en manos del inquisidor Bernado Gui, éste la reserva para llevarla a otros pueblos y en alguno de ellos quemarla como bruja, para así aterrorizar al pobre campesinado de aquellos oscuros tiempos... Y ya mucho después, en 2019, una serie televisiva de 8 capítulos -germano italiana- llevó otra vez la historia de Eco a las pantallas, con John Turturro -un buen actor- como Guillermo de Baskerville. La repercusión fue mínima frente al largometraje de Jean-Jacques Annaud, como era de esperar...

(18-06-2023)


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3 / 5 stars
Sherlock Holmes, en la abadía