Estreno en Movistar+.
Disponible también en Filmin, Rakuten y Prime Video.
Esta producción sigue paso a paso con gran detalle los tristes y lamentables hechos del incendio de Notre Dame de París ocurrido un lunes santo, 15 abril de 2019, cuando la famosa catedral, uno de los monumentos históricos emblemáticos de Europa, con más de trece millones de visitas al año, que comenzó a construirse en el año 1163, símbolo del cristianismo, que lleva 850 años en pie, sufrió el mayor incendio de su historia, posiblemente debido a una colilla no apagada de un cigarrillo o de alguna chispa de algún instrumento de construcción de las obras que se estaban realizando de arreglo en sus viejas estructuras en aquellos momentos.
La película, que es una especie de homenaje a la épica lucha de los bomberos que extinguieron el fuego para evitar una tragedia mayor, nos cuenta cómo una serie de hombres y mujeres pertenecientes a ese cuerpo y a las fuerzas de seguridad, arriesgaron de forma heroica sus vidas para poder salvar la famosa catedral. El mayor daño fue la desaparición de la aguja central y en el ático de la nave central en ese hecho ocurrido hace tres años.
El film tiene el mérito de haber podido meter las cámaras dentro del incendio, además de alguna parte reconstruida a base de decorados para después ser quemados, para darle un mayor realismo en las partes que fueron devastadas por el fuego.
Hay momentos en los que es partida la pantalla para mostrar las imágenes reales del fuego con las actuaciones de los bomberos que en su código tienen el arriesgar la vida por las personas pero no por las piedras, y de paso salvaron la corona de espinas de Cristo, la eucaristía, algunas reliquias y obras artísticas.
Apenas si tiene actores ni casi diálogos, más que las conversaciones entre las fuerzas que actuaron en apagar el fuego, pero todo ello hecho con un gran verismo y nunca se distingue lo que es real o reconstruido en decorado, así como posee muchos detalles de tuberías corroídas por el tiempo o mangueras agujereadas por las gotas de plomo fundido de las vidrieras que le hacía perder fuerza a la presión del agua.
En definitiva se puede decir que es un formidable documental y un gran espectáculo que nos recuerda títulos de la historia del cine como El coloso en llamas (1974), que generan tensión e incluso claustrofobia en el espectador, que no por sabido su final produce menos emoción.
Hay también escenas muy emotivas del público, tanto las personas que asistían a las seis de la tarde a la Misa de Pasión, que tuvieron que ser evacuados en dos ocasiones, primero cuando surge la alarma, debido a un fallo de la caduca instalación, como por segunda vez cuando ya el incendio es declarado como real, así como el público que contempla con pena los hechos desde fuera rezando, cantando y rogando que se salve la catedral.
El prestigioso cineasta francés Jean-Jacques Annaud, quien, siendo declarado ateo, sin embargo ha hecho cintas como El nombre de la rosa (1986) o Siete años en el Tibet (1997), y ahora Arde Notre Dame (2022), que tanto tienen que ver con la religión, pero a ello contesta que él se emociona cuando entra en un monasterio o una iglesia y que hizo buena amistad con los monjes del Tibet, que realiza las películas con el corazón, con total libertad y procura que estén llenas de esperanza.
La banda sonora compuesta por Simon Franglen aporta un punto más de emoción en los momentos más críticos del lamentable suceso.
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