Pelicula:

Álvaro Díaz Lorenzo (Madrid, 1977, pero afincado en Málaga desde hace años) es un guionista y director español que consiguió su primer gran éxito comercial con su tercer largometraje, Señor, dame paciencia (2017), que bebía evidentemente en las mismas aguas que Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? (2014), gran éxito comercial del cine francés, dirigido por Philippe de Chauveron, que extraía su humor de las situaciones surgidas en una familia cuyos padres muy conservadores tenían que ver cómo sus hijas se ennoviaban y casaban con hombres de distintas etnias, razas y religiones. En la peli de Díaz Lorenzo se hacía a nivel más cañí, más carpetovetónico, pero el concepto era el mismo, con el choque de opuestos. La película recaudó más de 6 millones de euros, convirtiéndose en la tercera cinta española de mayor recaudación en su año.

Ese éxito, sin duda, ayudó a la continuidad de la carrera de Álvaro, que hizo después Los Japón (2019), cuya historia mucho más localista limitó su repercusión en taquilla. Ahora, quizá con más moral que el Alcoyano, Díaz Lorenzo afronta esta La lista de los deseos, su primera dramedia, una comedia pero inevitablemente teñida de drama, dado su tema: en la España de hoy, Eva, veterinaria treintañera, es diagnosticada de cáncer de mama; en las sesiones de quimio conoce a Carmen, cincuentona que lleva veinte años con recaídas en la enfermedad, pero con gran vitalidad y con ganas de cumplir tres deseos antes de morir; convence a Eva para que la acompañe a un viaje en el que ambas intentarán cumplirlos, y a Mar, su mejor amiga, sana pero también con la intención de satisfacer sus propios deseos. A lo largo del viaje las tres se irán conociendo mejor, revelando algunos secretos familiares y, poco a poco, cumpliendo esos (con frecuencia) extravagantes deseos...

Decíamos que Díaz Lorenzo afronta este film con más moral que el Alcoyano porque, ciertamente, poner en imágenes una historia centrada en dos enfermas de cáncer, en un tiempo como el nuestro (y más tras la llegada del dichoso Covid-19 y todas sus nefastas consecuencias), en el que el público medio busca sobre todo entretenimiento sin más, por supuesto sin penas que le recuerden el lado chungo de la vida, es todo un gesto de valentía, por no decir de temeridad. Se valoran, desde luego, las buenas intenciones: poner en el centro de la historia a dos mujeres aquejadas por tan grave mal es, desde luego, encomiable, y también lo es el mensaje de esperanza que se lanza con el film, no obviando las graves sevicias de la enfermedad pero también la actitud positiva tan imprescindible para hacerle frente.

Así las cosas, el tema del film es clarísimamente una loa al “carpe diem”, al vivir el momento, a intentar hacer que cada día sea como si fuera el último que vamos a vivir. Nada nuevo, desde luego, en cine y en otras artes; de hecho, el “carpe diem” procede de la época de la Roma clásica. Como epítome del tema, en un momento determinado una de las protagonistas le dice a otra, si la muerte es algo eterno, y la vida tan breve, ¿no deberíamos intentar hacer, mientras podamos, las cosas que queremos hacer? Ese sería el espíritu que recorre el film, su “leit motiv”.

Otra cosa es que la película sea una buena película, porque no lo es: Díaz Lorenzo no es precisamente un exquisito, y con frecuencia su estilo es pedestre, cuando no ramplón. Curiosamente, funciona mejor en las escenas dramáticas que en las cómicas, en las que con frecuencia tira de elementalidades y humores muy primarios que, a estas alturas, tienen difícil conseguir la risa, no digamos ya la sonrisa del espectador. También es cierto que, aunque rupestremente, Álvaro sabe mantener la atención del espectador y, en general, la historia se sigue con benevolencia, aunque también que los giros de guion se ven venir (salvo alguno de corte “danés”, que resulta cuando menos original e insospechado...).

Así las cosas, queda una película evidentemente bienintencionada, a la que se le agradece el valor y el tema, tan infrecuente en el cine moderno (y no digamos en el español...), pero también ciertamente insuficiente. Entre las actrices (porque esta es una peli fundamentalmente femenina) y los actores, nos quedamos con una María León que está creciendo de manera importante; aquí está muy bien en la parte de comedia, en la que ya estamos acostumbrados a verla, pero, sobre todo, en las escenas dramáticas, donde consigue un notable voltaje interpretativo, muy veraz, muy de verdad. Por el contrario, Victoria Abril va con el piloto automático puesto, con gesto de “dónde está mi pasta que termino y me voy corriendo a mi France”; lo que ha sido esta mujer actoralmente hablando (recuerden Amantes, donde estaba absolutamente prodigiosa), y lo que es ahora... En cuanto al apartado masculino, más bien de relleno, correctos pero sin más.

(07-07-2020)


La lista de los deseos - by , Mar 20, 2024
1 / 5 stars
Carpe diem