Pelicula:

La directora aragonesa Pilar Palomero llamó poderosamente la atención hace un par de años con Las niñas (2020), su debut en la realización de largometrajes, que se llevó galardones en todos y cada uno de los Premios a los que concurrió: Goya, CEC, Forqué, Gaudí, Feroz, ASECÁN, Fotogramas de Plata, Platino... y también en los festivales en los que participó: San Sebastián, Bruselas, Málaga... Se esperaba entonces este La maternal, su segundo largo, con expectación, aunque nos tememos que esta vez no ha rayado a igual altura.

Y eso que el material con el que ha dado forma a su nuevo empeño nos parece muy interesante: la acción se inicia en algún lugar innominado del tercio norte de España (rodado en zonas como Monegrillo y Zuera, en la provincia de Zaragoza). Conocemos a Carla y Efraín, dos chicos como de 14 años que son amigos inseparables; tras conseguir colarse en una casa vacía (probablemente una segunda residencia), en la que realizan un destrozo considerable, la niña vuelve a su casa, situada junto a un restaurante de carretera que regenta su madre y el novio de ésta. La madre de Carla la tiene bastante abandonada. Cuando los servicios sociales, tras denunciarse el destrozo realizado por los niños y comprobar que hay indicios de abandono familiar, somete a una revisión sanitaria a la adolescente, se encuentran con que está embarazada de 5 meses. Con la anuencia de la madre, la chica es internada en un centro especial para adolescentes embarazadas y con bebés, llamado la Maternal, tutelado por la comunidad autónoma...

Parece evidente que a Pilar Palomero (ella misma hija de madre soltera, allá por los años ochenta y noventa, cuando la aún muy beatona España postfranquista no veía tal cosa precisamente bien) la maternidad precoz o heterodoxa le interesa especialmente; ya en Las niñas veíamos los problemas a los que se enfrentaba su “alter ego” adolescente con las dudas sobre la existencia, o no, de una figura paterna, y la presencia de la madre que procura silenciar ese extremo. Aquí va directamente al caso (más frecuente de lo que sería de desear...) de los embarazos no deseados en chicas que deberían estar casi jugando con muñecas (o dando balonazos, si es lo que les gusta), en vez de estar teniendo que preocuparse por cuidar de un bebé, cuando ellas no son capaces de cuidar, aún, de sí mismas.

Palomero se acerca a su personaje, Carla, con mirada entomológica: no oculta su carácter agrio, rebelde (mucho más de lo que es habitual en la edad, que es consustancial con la pubertad), incluso visceralmente violento, pero también lo tamiza cuando vemos que no ha tenido una infancia precisamente envidiable, al cuidado de una madre que no le ha echado mucho caso que digamos... Tampoco la directora se ceba, ni mucho menos, en el personaje materno, probablemente un calco de Carla, más que probablemente también madre soltera adolescente (por edad podría serlo perfectamente: la actriz, Ángela Cervantes, tiene 29 años, con lo que su personaje habría tenido a Carla con 15 años), con lo que los esquemas se reproducen: incapaces de manejar sus propias vidas, ni Carla ni su progenitora cuando fue madre adolescente estaban preparadas ni maduras para cuidar de vidas que dependían absolutamente de ellas, así que el descuido en la madre de Carla venía ya de serie...

Pero lo cierto es que nos parece que en este caso Palomero, con plantearnos un tema muy interesante y hacerlo, como ya es marca de la casa, como en do menor, como con voz callada, en un tono realista que a veces es casi costumbrista, parece que se ha dejado arrullar por los mayores recursos con los que ha contado y nos presenta una película de dos horas que, con noventa minutos hubiera ido perfectamente servida. Porque, en especial en la zona central de la película, hacia su mitad, con el bebé de Carla ya en el mundo, las escenas se hacen redundantes, repetitivas, sin que esa reiteración aporte gran cosa a lo que ya sabemos y cuya conclusión sacamos enseguida, la de que a la pequeña de 14 años le viene grande, muy grande, hacerse cargo de una criatura, cuando ella misma está pidiendo a gritos que la cuiden, que la encaminen, que la hagan madurar.

Esa reiterativa parte central de La Maternal hace que el ritmo narrativo decaiga y que la película se vuelva un tanto pesada. Es cierto que hay escenas magníficas, como todas las que tienen protagonismo coral en las reuniones de la prota con las otras chicas que están en el establecimiento maternal, todas ellas autointerpretándose, con una frescura y una naturalidad absolutamente desarmantes. Pero, nos tememos, no es suficiente para que podamos decir que la nueva película de Palomero mantiene un estándar de calidad similar a su anterior, y tan buena, Las niñas.

No es, con todo, un film fallido esta La Maternal: su aproximación hacia el fenómeno de la maternidad precoz y no deseada (un fenómeno, por supuesto, internacional, interracial e interclasista, que se da en países ricos y pobres, zonas elitistas y deprimidas, Norte y Sur, en todas las razas y continentes) es un acercamiento valioso y cercano, cómplice, aun desde la mirada entomológica de Palomero, que nunca juzga a sus criaturas sino que las presenta al público para que éste intente entenderlas, intente empatizar con ellas.

Enorme trabajo de la protagonista, Carla Quílez, en su primer trabajo ante una cámara (quién lo diría...), que presagia el nacimiento de una estrella, una chica de increíble fuerza ante la cámara, con una capacidad para transmitir emociones y una convicción poco frecuentes; el premio conseguido por la jovencísima actriz en San Sebastián, nada menos que el de Mejor Interpretación Protagonista, lo vemos más que merecido. El resto se comporta con corrección, siendo justo citar a Ángela Cervantes, la mamá de la niña protagonista, a la que descubrimos en Chavalas y en Donde caben dos confirmó su valía.


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120'

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La Maternal - by , Nov 21, 2022
2 / 5 stars
Ser madre siendo niña