El cine fantástico de la Universal de los años treinta puede reputarse como el periodo más importante del género de terror a lo largo de la historia. Baste recordar que mitos como Drácula, Frankenstein y La Momia forjan en ese marco sus indelebles morfologías posteriores.
El operador austro-húngaro (ahora ya no existe esa nacionalidad, pero todo es que se pongan a ello los herederos de Kurt Waldheim o los epígonos de Jörg Haider...) Karl Freund, de extraordinaria reputación como técnico de Murnau, emigra a finales de los años veinte a Estados Unidos, donde simultaneará su trabajo de director de fotografía con el de realizador.
La momia bebe directamente de las leyendas egipcias sobre la vida después de la muerte. Tres mil años después de su óbito en el Antiguo Egipto, un hombre vuelve de la tumba para reencontrar a la mujer amada. El blanco y negro no es un hándicap, como hoy se cree disparatadamente, sino un motivo adicional para ver esta hermosa película de un cine que jamás volverá.
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69'