Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS
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Casi con seguridad yo diría que cuando, a los ochenta y tres años, falleció en 2008 Robert Mulligan, sólo en los medios especializados o en alguna gacetilla más o menos despistada se hicieron eco de la noticia. Y sin embargo había sido un realizador original, eficaz y sólido que imprimió un  estilo en sus films, sobre todo en las décadas sesenta y setenta. Desde desconcertantes comedias románticas como Amores con un extraño (con Natalie Wood y Steve McQueen) a una extraña cinta de terror sicológico adelantada a su tiempo, como El otro, o el idilio adolescente de la preciosa y precisa Verano del 42, culminando su obra cuando realiza la valiente y reconocida Matar a un ruiseñor, que ponía en pantalla la asombrosa (y única) novela de Harper Lee.

Precisamente los tres nombres claves en esta última obra citada reaparecen en La noche de los gigantes, cuyo título original, "La luna acechante", refleja mejor su historia y su estilo. Porque aquí están otra vez, en sus mismos roles, Alan J. Pakula como productor, Robert Mulligan como realizador y Gregory Peck como imprescindible protagonista. Realizada por el mismo equipo seis años después, en 1968 (y con un buen guión del veterano Alvint Sargent), es una cinta difícil de clasificar en un género, y aunque se inscribe temáticamente en el western, tiene otras muchas líneas presentes en su desarrollo. Porque su intriga nos acerca también al thriller, incluso al terror, y su sombría ambientación nos sumerge en gran parte de su metraje en un oscuro barracón de madera, tosco y adosado a un gran muro rocoso, escenario fundamental para la trama.

Allí convergen Sam Varner (Peck), un veterano y solitario explorador del ejército federal de los EE.UU. encargado de controlar una belicosa tribu apache. En ella liberó a Sarah Carver (la ya oscarizada y consagrada Eva-Marie Saint) y a su hijo mestizo de diez años, engendrado durante su cautiverio, y  ahora los ayuda a volver a casa. Mientras, los lleva a su rancho (la gran estancia antes descrita), donde vive su amigo Nick Tana (el buen secundario Robert Forster) y el capataz Ned. Pero las noticias no son buenas: un apache temido y sanguinario, llamado Salvaje, ha huido y merodea por la zona cometiendo varios asesinatos y buscando a Sarah.

Cinta lacónica, en la que se habla muy poco, el miedo y la sospecha invaden el día a día, en tanto conocemos que Salvaje no sólo busca a la mujer, sino fundamentalmente al chico, que es su hijo y que quiere recuperar, llegando a penetrar en la casa, en una escena claramente de terror. Entra ahí un juego de tensiones, misterio y sobresaltos que terminan de impregnar el tono del film, alejándose del habitual en el cine del Oeste. Aquí no hay grandes llanuras, ni tiroteos frente al salón  del pueblo, ni ganado pastando en la pradera. El director se desmarca conscientemente de los esquemas habituales y construye una obra muy diferente y original, creando un clima maligno, turbio, que lleva al inevitable duelo final entre Sam y Salvaje, esta vez a la luz del día, y en exteriores. Duelo brutal, sin florituras, con nuestro protagonista herido y renqueante frente a su terrible contrincante. Y ahora será Sarah la que lo encontrará y llevará a duras penas hasta el caserón para curarlo, y sentir -ambos- que la pesadilla, por fin, ya ha pasado.

Como era de esperar (con lo que llevamos comentado) La noche de los gigantes fue un fracaso en taquilla, pese a la buena recepción crítica. Sería muchos años después (y es algo que se repite en la historia del cine con muchas películas) cuando se empezó a reivindicar su valía, acaso oscurecida en su momento por la fama de la anterior Matar a un ruiseñor. Se reconoció entonces la excelente interpretación, enormemente interiorizada dada la escasez de diálogos, tanto de Peck como de Eva-Marie Saint (encarnando a una mujer que ha pasado por momentos terribles y ha sobrevivido), o cómo el director había sabido llevar el guión de Sargent a su terreno. Probablemente George Stevens (en quien primero se pensó para dirigirla) habría rodado un film muy distinto, mejor o peor, pero desde luego diferente.

Cuando muere un anciano Mulligan ya sí se destaca la valía de este film, y en estudios posteriores se encuentran frases significativas: "un relato inquietante y turbio, lindante con lo fantástico", o bien "un admirable western, intimista y personal", o "una obra maestra inclasificable y lamentablemente olvidada", terminando con "una fina y exacta descripción sicológica de los personajes"... Parece claro que la perspectiva que da el tiempo también sirve para corregir críticas u opiniones...


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109'

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La noche de los gigantes - by , Apr 09, 2023
4 / 5 stars
Amenazante, sombría... y reivindicada