Pelicula:

Disponible en Netflix.

El filón descubierto por Ocho apellidos vascos (2014) sigue generando retoños, aunque parece evidente que cada vez con menos fuerza, al menos económica: esta La pequeña Suiza, cuya génesis está claro que parte de aquel popularísimo film de Emilio Martínez-Lázaro, ha facturado la muy modesta cifra de poco más de 700 mil euros, cuando Ocho apellidos... sobrepasó de largo los 60 millones en taquilla. Y es que parece evidente que toda idea original, cuando se va copiando, sobando, manoseando, variando, etcétera, termina por agostarse. De este filón que podríamos denominar “cine de opuestos étnicos” se hicieron algunas variedades curiosas, como la serie Allí abajo, pero que pronto, con las sucesivas temporadas, se vio que iba desinflándose progresiva e irremediablemente.

En La pequeña Suiza hay una curiosa diferencia con respecto a sus homólogas anteriores; se trata de una peculiaridad inspirada en un hecho real y no por ello menos absurdo. El condado de Treviño, y su capital, también llamada Treviño (población: 185 habitantes...) es un enclave de la provincia de Burgos, en la comunidad autónoma de Castilla y León, situado en... la provincia de Álava, en la comunidad autónoma del País Vasco... este disparate geográfico, que hunde sus raíces en los dimes y diretes medievales en los que los reyes eran, literalmente, dueños de los territorios, se mantiene en la actualidad, aunque lo lógico hubiera sido haber modificado (previo referéndum, lógicamente) la adscripción del enclave, pasando de la Castilla y León en la que no se encuentra situado, a la de Euskadi, en la que sí lo está. Pero eso, con las pulsiones soberanistas o directamente independentistas que existen en España desde hace tanto tiempo, era como abrir la caja de Pandora...

En cualquier caso, ese Treviño administrativamente castellano y geográficamente euskaldún es la inspiración del ficticio pueblecito de Tellería, donde se ubica la acción, en nuestro tiempo. En ese contexto vemos cómo la población espera la llegada del lehendakari del País Vasco que viene a anunciar la incorporación de la localidad a su comunidad autónoma, para regocijo de buena parte de la ciudadanía, pero también el enojo de otros lugareños filocastellanos. Pero finalmente en vez de llegar el presidente de Euskadi llega un tercer o cuarto nivel del gobierno vasco para comunicar que se ha llegado a un acuerdo con el gobierno castellanoleonés para que las cosas se queden como están, obviamente con las correspondientes prebendas para los euskaldunes... Tras la decepción popular, conocemos a Gorka y Yolanda, el primero hijo del lugar y la segunda su compañera profesional, que llegan a Tellería; en el templo del Muermo (sic...), donde el cura Don Anselmo, celestinescamente, le tiende una emboscada a Gorka para que se reencuentre con su ex Nathalie, Yolanda cae accidentalmente a una cripta donde encuentran nada menos que la tumba escondida del hijo de Guillermo Tell... a partir de ahí, la fiebre "vascófila" del pueblo se convertirá en una fiebre “suizófila” aún más fuerte...

Como decimos, quizá lo más interesante de la película sea utilizar en su propio beneficio, en el de la trama narrada, la peculiar existencia de ese enclave castellanoleonés en otra comunidad, además con una idiosincrasia tan peculiar e incluso una lengua vernácula distinta. En este sentido, gusta que se tome a chacota la vaina del tema identitario, esa atroz máquinaria de producir agravios, sufrimientos y muerte.

Hay también otros elementos interesantes, como una cierta caricaturización, en clave de sentido homenaje, a Bienvenido Mr. Marshall, que se repetirá dos veces, la primera cuando el pueblo cree que pasando a depender de Euskadi allí atarán los perros con longanizas (o como se diga en euskara...), y la segunda cuando piensan que siendo suizos van a ser tan civilizados, pulcros, exactos y tiquismiquis como los circunspectos miembros de la Confederación Helvética. Hay también una línea argumental paralela, quizá de la misma enjundia que la principal, que sería la historia romántica en clave triangular entre Gorka y las dos mujeres, su ex Nathalie y la extranjera (porque es de Ponferrada...) Yolanda, que ciertamente no aporta gran cosa.

Queda entonces sobre todo la sátira sobre la credulidad de las poblaciones para suponer que la mejora de su destino vital reside en depender de una provincia o de otra, de una autonomía o de otra, de un país o de otro, pero también la habitual incuria de los políticos vendiendo humo, mayormente para perpetuarse en el machito (ya se sabe que gobernantes como Pericles, Claudio o Adriano no abundan...). También gusta que se hable en tono de guasa sobre el tema del terrorismo, con bombas y goma-2, porque ello (como ya confirmaron comedias sobre el tema como Negociador y Fe de etarras) nos parece que corrobora que aquel tiempo de plomo en el que salíamos a asesinato por semana, cuando no por día, ha pasado felizmente a la Historia.

La puesta en escena es funcional, sin quebrarse la cabeza, lo que además tampoco hubiera tenido sentido aquí. El director, Kepa Sojo, hace con este su segundo largometraje para el cine tras El síndrome Svenson (2006), aunque desde su debut en la realización cinematográfica con el popular cortometraje Cien maneras de hacer el pollo al txilindrón (1997) no ha parado de rodar cortos y series televisivas, por lo que no es precisamente un principiante y esas tablas se notan.

Buen reparto coral, con rostros tan populares como Jon Plazaola, el Iñaki de Allí abajo, aquí con bigotón para que parezca (solo parezca...) otro personaje distinto a aquel; los otros dos vértices del triángulo romántico son sendas andaluzas estupendas, la malagueña Maggie Civantos, que hace de castellanoleonesa con toda solvencia, y no digamos la sueco-sevillana Ingrid García Jonsson, esa chica que lo hace todo bien. Nutrido reparto de secundarios estupendos, desde Secun de la Rosa a Karra Elejalde, pasando Enrique Villén y Maribel Salas.

(30-12-2022)


 


La pequeña Suiza - by , Dec 30, 2022
2 / 5 stars
Castellanos, vascos, helvéticos