Terence Fisher fue el más destacado de los cineastas británicos que se dedicaron a hacer cine de terror en las décadas de los cincuenta y los sesenta. Bajo los auspicios de la mítica productora Hammer Productions, da el campanazo (aunque ya llevaba haciendo cine de este género varios años) con La maldición de Frankenstein (1957), que pone de moda los monstruos cinematográficos, como en los años treinta y cuarenta fue la Universal, en Estados Unidos, la que lo hizo, con las películas protagonizadas por Bela Lugosi y Lon Chaney Jr. Fisher haría entonces varios films memorables, desde Drácula (1958), que entroniza el canon del vampiro sensual y con clase, con un imponente Christopher Lee con los colmillos del “no-muerto”, hasta La momia (1959), entre otros.
La venganza de Frankenstein es, consecuentemente, la primera de las secuelas que hizo Fisher en torno al personaje creado por Mary W. Shelley. Se nos narra cómo el Dr. Frankenstein, condenado a muerte por crear el famoso monstruo, escapa con la connivencia de cómplices de la guillotina y se establece con nombre falso en un pueblo lejano, donde pronto se hará muy popular entre los enfermos por sus cuidados y curas, a pesar de no estar colegiado. Pero el doctor no ha olvidado su sueño de crear seres vivos a partir de partes de cadáveres...
Tiene La venganza de Frankenstein la belleza de lo clásico, por supuesto, pero también es una película transgresora, donde los miembros beneméritos de la comunidad, como los muy respetables (y muy pencos en su oficio) médicos están pintados como unos estúpidos, unos petulantes, unos mediocres, pero también donde Fisher juega de tal forma sus cartas que el personaje del doctor, que teóricamente es un rol negativo, criminal, aquí está tratado con una mirada favorable, haciendo hincapié en la necesidad del progreso que depara la ciencia. Film entonces de tonos rebeldes, tampoco ahorra una carga negativa sobre los desharrapados que, tratados gratuitamente por el doctor, se revuelven contra él cuando se enteran de sus polémicos manejos con los muertos.
Fisher no era un estilista pero sí un sólido profesional, con gran sentido del ritmo y de la puesta en escena; esta película así lo atestigua, sin un solo bache narrativo e impecablemente rodada. Destaca en el reparto la presencia de Peter Cushing, quien, junto a Christopher Lee, fueron los iconos de este cine de terror imperecedero.
(15-10-2019)
90'