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La comedia española de la época franquista fue, en general, muy conservadora, como cabía imaginar; solo algunos cineastas consiguieron (y su trabajo le costó) hacer algo diferente, como Berlanga, Summers o Ferreri (en su época española, a finales de los cincuenta y primeros sesenta). El resto de la producción de comedia fue, en general (y que se salve quien pueda), bastante endeble e ideológicamente connivente con el régimen de la dictadura, aunque es cierto que también fue sociológicamente próximo a la realidad de su época, aunque siempre con el prisma franquista de por medio.

Las chicas de la Cruz Roja se ambienta en su momento histórico, a finales de los años cincuenta. España ha dejado atrás muy recientemente la nefasta etapa de la postguerra, donde el hambre y la pobreza camparon a sus anchas. De hecho, un año antes de la producción de este film, en 1957, se eliminaron las cartillas de racionamiento que durante muchos años fue el centro y eje sobre el que giró (junto al estraperlo) la alimentación de millones de familias en el país, si bien en los años previos a su cancelación ya prácticamente se había llegado a una situación de no utilización “de facto”. En ese contexto, previo al desarrollismo que introduciría en la España de los sesenta los ministros del Opus, como López Rodó, España se enfrentaba a un futuro que, por primera vez en décadas, parecía mejor que el pasado. Conocemos a cuatro chicas de distintas extracciones sociales, Paloma, Isabel, Marion y Julia; las cuatro participarán ese día en la cuestación que realizaba (creo que el tiempo pasado es el correcto...) la Cruz Roja por las calles del país, hucha en mano y con la consecuente estampita en la camisa o la blusa del aportador o aportadora de algún dinero (generalmente calderilla) para la causa de la célebre organización humanitaria con sede en Ginebra. Veremos que las cuatro chicas, además de participar en esa cuestación (en aquella época todo un acontecimiento...), tendrán también sus más y sus menos en cuestiones de amoríos con otros tantos hombres (algunas con dos a la vez, qué descaro...).

Rafael J. Salvia (1915-1976) se inició en el cine como guionista, y, de hecho, fue en esa faceta donde acumuló, con diferencia, un mayor número de créditos. Su carrera como director fue más limitada, a pesar de lo cual dirigió una veintena larga de películas, con frecuencia dentro de la comedia (Manolo, guardia urbano, La gran familia, que fue su gran éxito comercial), aunque también tocó otros géneros. Nunca fue un exquisito, sino un cineasta correcto y profesional, sin más.

Las chicas de la Cruz Roja pertenece al género de la comedia coral, en la que no hay un o una protagonista claro, sino que se plantean diversas líneas argumentales, con varias historias que se entrecruzan, algo típico del cine español de la época. En esas diversas historias podremos ver cierta descripción de la fauna urbana de aquel tiempo, quizá un tanto estereotipada, como la típica mujer de pueblo o el tipo extremadamente celoso (que hoy día sería tildado, con razón, de acosador, cuando no de maltratador) y, ya saliéndose de lo normal, la acomodada hija de un embajador. Habrá incipientes romances blancos entre chicos y chicas (otra cosa en aquella época sería impensable...), con algunos supuestos triángulos amorosos (que se quedarán en nada, por supuesto...), en una España alejada de la miseria y la pobreza, mostrando gente con un buen pasar, con buenos coches y sin que aparezca la sombra del hambre que hasta muy poco antes asolaba a amplias capas de la sociedad española. De hecho, muchos de los personajes del film, en especial las mujeres, aparecen con buen vestuario, incluso con modelitos exclusivos, en lo que podría considerarse como una aportación hispana (no fue la única, en aquel tiempo fue relativamente frecuente) al llamado “cine de teléfonos blancos”, originado en la Italia fascista de los años treinta, y que, con variantes, aparecería también en el cine español de la postguerra.

Los escenarios serán los típicos de Madrid, donde se desarrolla la película, como el Retiro y la Puerta de Alcalá, o más elitistas, como el hipódromo de la Zarzuela. La comedia basa su comicidad con frecuencia en dos recursos no precisamente exquisitos, el llamado humor “nonsense” o de tontos (que permite sentirse al espectador superior al pobre idiota que aparece en pantalla), y a los malentendidos verbales, todo un clásico, aunque ciertamente no precisamente de mucho nivel. Y es que hay hasta chistes de gangosos...

Por supuesto, y fiel al régimen franquista en el que se desarrolla (y al que Salvia nunca puso pegas, ni como guionista ni como director), la película tiene también una vocación moralista, premiando los buenos comportamientos de sus personajes, en una comedia decididamente bienintencionada, conformista y conservadora.

Buen reparto, con gente tan buena como Concha Velasco (que llegaría a ser una de las grandes de la interpretación en la España de las décadas posteriores, especialmente a partir de los años setenta), Tony Leblanc, Antonio Casal y Manolo Gómez Bur. La canción de la película, titulada también Las chicas de la Cruz Roja, compuesta por Augusto Algueró, gozó de gran popularidad en su tiempo.

(13-05-2024)


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83'

Año de producción

Las chicas de la Cruz Roja - by , May 13, 2024
1 / 5 stars
Comedia coral, bienintencionada y conformista