Hay películas que tienen parte del camino andado: son las que hablan de temas queridos para la sociedad, temas algo osados, aunque no demasiado, que concitan simpatía desde su propio enunciado. Esta Las chicas del calendario es un buen ejemplo de ello: basada en un hecho real, cuenta la historia de un grupo de cincuentonas inglesas, aburridas de su sesteante vida pueblerina, que deciden, como apoyo a una de ellas, reciente viuda, posar para un calendario en paños menores. Como era de prever, se produce un terremoto social, con la oposición de la timorata asociación a la que pertenecen, aunque, sorprendentemente, los maridos no plantean mucha resistencia; la repercusión que tiene superará, con creces, sus limitados propósitos.
El tono es el de comedia fresca, muy "british", y el mensaje del filme es agradable y reconfortante: viene a decir que no sólo la piel joven es hermosa; la belleza también está en otras edades, y no sólo en el interior, como dice el aforismo ya (este sí) tan ajado. Los conflictos dramáticos que se generan colateralmente (el marido infiel, el hijo adolescente que no asimila el desnudo de su madre, la ambición de la líder, las grietas en la amistad de las peculiares "nudies") serán el contrapunto levemente oscuro de una película vitalista que no en vano ha sido dirigida por Nigel Cole, del que vimos hace poco su anterior filme, El jardín de la alegría, temática y estilísticamente no muy lejano.
Es cierto que este amable filme no sería el mismo sin el concurso de dos estupendas actrices británicas, Helen Mirren y Julie Walters, a la cabeza del notable grupo de intérpretes ya entradas en años pero con la desinhibición precisa para afrontar el reto de desnudarse a los cincuenta (y pico...).
110'