Pelicula:

Esta película está disponible en el catálogo de Netflix, Plataforma de Vídeo bajo Demanda (VoD).


Sam Levinson es el hijo de Barry Levinson, del que no tenemos (del padre, no del hijo) demasiada buena opinión. Barry, aunque en sus primeros años hizo títulos estimables (El mejor, Good morning, Vietnam, Rain Man), pronto se adocenó y enseñó la patita de la mediocridad que buscaba la espectacularidad hueca (Bugsy, Acoso, Esfera...). Su hijo Sam tiene una carrera lógicamente mucho más corta, con solo 3 largometrajes, incluido este, pero sobre todo con una serie de televisión, Euforia, que ha sido muy bien acogida y ha conseguido varios premios, entre ellos 3 Primetime Emmys.

Con esa tarjeta de presentación nos llega este Malcolm & Marie, en el que parecería que una de las adolescentes problemáticas de la citada Euforia hubiera crecido, se hubiera desenganchado de sus adicciones y hubiera ennoviado con un director de cine, que a su vez la ha tomado como inspiración, por decirlo de alguna manera, para su nueva película, pero en la que su chica no ha interpretado el papel principal, aunque llegó a hacer una prueba para ello. Los dos, Malcolm y Marie, vuelven a casa, donde esperarán la difusión de las primeras críticas. Tras unos primeros momentos de euforia, pronto surge el primer rifirrafe entre ambos, a cuenta del “olvido” de Malcolm de su novia en los agradecimientos. Ese será el punto de arranque en el que, en una larga noche, ambos discutirán, se reconciliarán, sacarán a pasear a sus demonios...

Siendo los protagonistas de raza negra (bueno, Zendaya es medio negra, medio escocesa, entre otros afluentes étnicos, que ya es peculiar combinación), podría decirse que estamos ante una versión libérrima de la famosa obra teatral ¿Quién teme a Virginia Woolf?, de Edward Albee, que conoció una muy popular adaptación al cine, de título homónimo, rodada en 1966 por Mike Nichols con Liz Taylor y Richard Burton en los papeles principales. Aunque aquí en Malcolm & Marie no hay testigos (en la obra de Albee y peli de Nichols hay otra pareja que actúa como paisaje humano de las trifulcas domésticas del dúo protagonista), en puridad el fondo es el mismo, con la aparición de los reproches entre los componentes de la pareja, los agravios que se imputan mutuamente, también con momentos que parecen indicar cierta reconciliación. Y como decíamos, siendo los protas de etnia total o parcialmente negra, podría hablarse de una versión actualizada y libérrima de la obra teatral en clave “blaxploitation”, cine hecho exclusivamente con intérpretes negros, aunque en este caso, afortunadamente, ya no es como en los años setenta, época en la que, además, era “solo para negros”.

Lo curioso es que este film hecho desde una perspectiva “black”, sin embargo no está dirigido ni escrito por un cineasta afroamericano, sino por el blanquísimo Sam Levinson. Es curioso también que la tesis que mantiene permanentemente el protagonista, director en esta ficción, es que él es un “filmmaker”, un director, sin que quepa hablar de si es negro, blanco, amarillo o rojo: solo un director.

Las discusiones y eventuales reconciliaciones de los miembros de la pareja se suceden, a veces con cierta sensación de artificiosidad, pero en otras consiguiendo momentos de auténtico impacto emocional, como en la confesión de Malcolm a mitad de metraje o el patético monólogo de Marie diciéndole cómo podría haberle agradecido su aportación a la película, pero también a su vida.

Con una sabia utilización de un bellísimo blanco y negro de matices urbanos, con un único escenario (un casoplón de grandes ventanales y mobiliario moderno y funcional, de alto copete), con una puesta en escena que juega hábilmente con los planos largos en duración, pero también con un montaje que alivie la posible monotonía de una única situación dramática, la película, aunque un tanto irregular, consigue interesar y mantiene razonablemente bien el interés en las idas y venidas de la pareja protagonista, en sus enfados y sus anhelos, en sus momentos cariñosos y en los que parece que se van a liar a puñaladas, en una película que, en realidad, no habla tanto de las vidas particulares de ambos como de las vidas en general de las personas que conviven en una relación sentimental, donde a veces es tan difícil saber qué es lo correcto, cómo debe uno comportarse para no hacer daño al otro, al que tanto se quiere, pero al que se puede herir sin pretenderlo; no es, en este sentido, o no nos lo parece, al menos, una película con perspectiva de género, sino que ambos, hombre y mujer, sacan a pasear sus recíprocos agravios, en los que seguramente tienen tanta razón como, a la postre, siguen teniendo un lazo afectivo más allá de toda disputa, más allá de toda diferencia, por justificada que pudiera estar.

Él es egocéntrico, explosivo, talentoso pero inseguro de su genio, deseoso de triunfar sin que le califiquen de “talento negro”, cinéfilo absoluto que se lo conoce todo (hasta a Pontecorvo y su La batalla de Argel, que en Estados Unidos debe sonar a chino...), amante de su amada pero renuente a expresarlo con hechos... Ella ha conseguido escapar de una espiral de degradación y muerte, desintoxicándose de sus poliadicciones, pero sin conseguir enhebrar una obra coherente como actriz, quizá por sus inseguridades, a pesar de lo cual ha sido el contrafuerte idóneo para que él pueda triunfar en su carrera, aun a costa de no poder desarrollar plenamente la suya.

Ambos se harán daño, mucho daño mutuamente, hasta un final que (sin incurrir en “spoilers”) podríamos llamar existencialista, en una película que ciertamente no es una obra maestra: tiene errores, como cierta tendencia a la sobreactuación (inevitable, quizá, cuando solo hay dos elementos interpretativos en escena), pero en su conjunto nos presenta a un cineasta interesante al que, con este antecedente, esperamos poder verle seguir creciendo, porque parece que tiene talento para ello.

Notable trabajo interpretativo de John David Washington: el hijo de Denzel no tiene el talento de su padre, como ya pudimos comprobar en Infiltrado en el KKKlan y Tenet, pero aquí lo cierto es que consigue momentos de gran voltaje emocional; y la cantante y actriz Zendaya, cuyo frágil físico se adecua muy bien a su personaje, y que también consigue momentos realmente excelsos.

(25-02-2021)


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106'

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Malcolm & Marie - by , Feb 25, 2021
3 / 5 stars
“¿Quién teme a Virginia Woolf?” (versión “blaxploitation”)