Pelicula:

François Ozon (París, 1967) es uno de los más interesantes cineastas franceses de la generación posterior a los maestros de la Nouvelle Vague; empezó a hacer cine a finales de los ochenta, con una buena tanda de cortometrajes, hasta que, ya a finales de los noventa, se pasó al largo. Desde entonces ha ido desarrollando una muy ecléctica carrera en la que ha combinado géneros de varia laya, desde la comedia al thriller, desde el drama a la denuncia. Homosexual militante, la temática del amor homoerótico, en muy diversas formas, aparece con frecuencia en su filmografía (El tiempo que queda, Verano del 85, Peter Von Kant), pero su cine no es monotemático sino, como decimos, muy versátil. Con este Mi crimen Ozon lleva a la pantalla la adaptación de una obra teatral original de Louis Verneuil y Georges Berr, en su momento muy populares dramaturgos que escribieron un considerable número de obras en comandita (también por separado) durante la primera mitad del siglo XX, obras que fueron muy famosas en su momento y que, con frecuencia, han sido llevadas a la pantalla, grande o pequeña. Mon crime, drama en tres actos, en concreto, fue puesto en escena por primera vez en 1934 en el parisino Théâtre de Variétés, en Montmartre.

La película sigue, en general, la trama de Verneuil y Berr, aunque en una muy evidente clave de farsa, combinando con habilidad los tonos de comedia y thriller. Conocemos a Madeleine, actriz con más hambre que Carpanta, y a Pauline, abogada igualmente pobre como las ratas, que comparten un pequeño estudio en el París de los años treinta. La primera ha vuelto de un suceso que parece haberla traumatizado pero que quiere olvidar; es novia de un rico heredero, André, cuyo padre, el magnate de los neumáticos Bonnard, lo tiene a pan y agua porque no acepta esa relación con la actriz. De repente llega un inspector de la Sureté e interroga a Madeleine: es la principal sospechosa de la muerte de Montferrand, un productor teatral que quiso violarla. Ya en el juicio, ante el jurado, Madeleine, aconsejada por su amiga Pauline, se declara culpable, haciendo una vibrante declaración sobre cómo las mujeres son víctimas del abuso de los hombres, y cómo ella lo único que hizo fue defender su virtud... Absuelta de forma unánime por el jurado de probos varones, Madeleine y Pauline conocen una época de abundancia por la fama ganada en el juicio, con la opinión pública a su favor; pero entonces aparece Odette, antigua actriz ya un tanto olvidada, que las pone en un grave aprieto...

Lo cierto es que, estimando como estimamos a Ozon (de él nos gustan mucho las estupendas En la casa y Gracias a Dios, y también apreciamos El tiempo que queda y Joven y bonita, entre otras), nos parece que esta Mi crimen no es de sus mejores películas. Por supuesto es muy agradable en su tono de farsa, con sus doncellas en trance de ser ultrajadas pero que salen con bien precisamente por poner en solfa la canallada del #MeToo, ochenta años antes de que este movimiento surgiera, con su juez mentecato, su magnate veleta y su actriz con el arroz pasado que juega sus cartas inescrupulosa pero certeramente. La visión de la peli es grata, y se pasa un rato de diversión ilustrada, con sus diálogos irónicos y sus aceradas réplicas, con una ambientación exquisita y una puesta en escena que busca evocar el cine de los años treinta, todavía deudor del cine silente, que aparece brevemente en la figura de Odette, la actriz ya olvidada por el público y que conocerá un “revival” gracias a su avispada estrategia.

Pero es imposible olvidar el otro cine de Ozon, el cine de altura, el que no es, como es el caso, un juguete cómico, divertido pero más bien inofensivo; y eso que el cineasta parisino, que ya se puso el mundo por montera con su Joven y bonita, aquí se atreve a tocar el vidrioso asunto del abuso sexual de los poderosos del mundo de la bohemia (como de cualquier otro mundo...), todo un clásico, pero en tono de comedia, casi a la manera de la mítica Comédie Française, confirmando con ello que todo puede ser tocado en clave de humor siempre que se haga con talento y, como es el caso, reafirmando lo obvio de la maldad intrínseca de aquellos que se prevalen de su poder de decisión para aprovecharse de las más desvalidas. Con ello Ozon confirma que la denuncia no tiene por qué tener tintes dramáticos, sino que funciona igualmente en otros tonos, como es el caso.

Otra cosa será que, digo/decía (ay, Umbral...), echemos en falta el Ozon de más altura, el Ozon de filigranas inteligentemente metalingüísticas como En la casa o de acres dramas que recrean lacerantes realidades como la renuencia de la Iglesia Católica a afrontar el tema de la pederastia en su seno, como ocurría en Gracias a Dios.

Así que bienvenida esta diversión, esta tan placentera comedia en clave de farsa, en la que se adivina que los intérpretes se lo han pasado pipa, en especial los más maduros, con una Isabelle Huppert deliciosa en su personaje, con alguna reminiscencia de la Norma Desmond de Sunset Boulevard, pero con mucha más “joie de vivre”, de alegría de vivir; o el rohmeriano Fabrice Luchini, que hace toda una creación de su obtuso juez tirando a prevaricador; o André Dussollier, también actor-fetiche de Rohmer, y del último Resnais, muy divertido como el empresario veleta que cambia su oposición a la relación de su hijo en cuanto se entera de que eso le puede reportar un cuantioso ingreso. Al lado de todos ellos las jóvenes Nadia Tereszkiewicz y Rebecca Marder la verdad es que no desentonan, están muy bien, con ese tono casi vodevilesco que nos recuerda en todo momento que lo que vemos no es real, sino una interpretación en clave cómica de lo que podría haber sido una realidad, y que, de hecho, desgraciadamente, en cuanto a lo que supone el abuso del poderoso contra las personas que aspiran lícitamente a triunfar en el mundo del arte, es una realidad incuestionable.

¿Me perdonarás, lector, entonces, que no me haya podido resistir al juego de palabras del titulillo de esta crítica? Gracias por tu indulgencia...

(13-05-2023)


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Mi crimen - by , May 13, 2023
2 / 5 stars
Un agujero en la capa de Ozon