Sobre una novela corta de Philip K. Dick, el visionario autor de los textos que dieron origen a films como Blade runner y Desafío total, Steven Spielberg ha realizado una película de ciencia ficción entreverada de cine negro que indaga sobre uno de los problemas más graves de la sociedad moderna, el crimen y cómo combatirlo. Se plantea la existencia de ciertos seres humanos con capacidad para predecir el futuro y a partir de ello la creación de una unidad de policía que puede evitar los asesinatos antes de que se cometan. El jefe operativo de esta unidad resultará estar implicado en un futuro crimen, y entonces el cazador pasará a ser la pieza a cobrar.
Las implicaciones jurídicas, sociales, incluso filosóficas, son evidentes: si no se ha cometido aún el crimen, ¿cómo puede acusarse y condenarse al supuesto asesino? Con esa fragilidad conceptual, Spielberg arma un vistoso juguete que, como casi siempre en su filmografía, tiene una aspiración moral; en este caso, determinar la preeminencia entre la predestinación y el libre albedrío.
Visualmente fascinante, con escenas espléndidas como la huida de Tom Cruise de sus compañeros voladores, argumentalmente lacerante, como los dolientes oráculos que sirven de médiums para prever los crímenes, y tomando prestado de Hitchcock el tema recurrente del falso culpable, la película desciende sin embargo un peldaño sobre su anterior e hipnótica A.I. Inteligencia Artificial, pero mantiene el tono potente típico de su cine, sin olvidar su habitual preocupación por el ser humano y su lugar en el mundo.
Además de entretener, da que pensar; no está mal para este policía que, como un Rappel del futuro metido a "madero", en vez de echar las cartas predice asesinatos...
(09-10-2002)
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