Pelicula:

Continúa la fiebre por hacer “remakes” de comedias de éxito en otros países. Ahora le ha tocado a la italiana Song 'e Napule (2013), de los hermanos Antonio y Marco Manetti, que imaginaba a un policía novato y “enchufado” (se ve que el “enchufismo” no es exclusivo de España...), con apreciable formación musical, infiltrado en una banda de rock para apresar a un mafioso de la Camorra. Carlos Therón, el director de este “remake”, ya tenía experiencia en este tipo de operaciones, al haber dirigido hace poco Lo dejo cuando quiera (2019), a su vez nueva versión a la española de la también itálica Smetto quando voglio (2014). Para terminar de rizar el rizo, más recientemente ha sido la cinematografía italiana la que ha “remakeado” con È per il tuo bene (2020) una comedia de Therón de hace unos años, Es por tu bien (2017).

Operación Camarón localiza el Nápoles de la peli italiana en Cádiz y su zona de influencia (mayormente San Fernando), lo que ciertamente resulta plausible, por las evidentes similitudes geográficas, urbanas y hasta sociales. A partir de ahí, los guionistas Manuel Burque (que se reserva un papel, el de poli gallego más torpe que un guardagujas, con el cabello teñido de negro para disimular su pelirrojez)  y el catalán Josep Gatell (nos preguntamos si no hubiera sido conveniente incluir también a un guionista andaluz, más que nada para darle algún toque sureño más allá de los habituales tópicos), enhebran un libreto con el poli “pringao” de turno, Sebas, el comisario jefe, una inspectora embarazada y con tendencia a abofetear a cuanto se le ponga por delante, y dos colegas “maderos” tirando a memos; el poli pánfilo y músico tendrá que infiltrarse en la banda de los Lolos, liderado por El Lolo (se herniaron con tal ataque de originalidad...) para desenmascarar al Fantasma, “capomafia” de la droga de la zona...

Habrá que decir pronto que Operación Camarón cubre sus objetivos razonablemente, hora y media larga de entretenimiento cómplice, con algunas sonrisas y unos cuantos gags divertidos. También es cierto que Therón no es precisamente Scorsese (y perdón por la forma de señalar), así que la película tiene unas cuantas faltas de ortografía de tamaño apreciable, con varias planificaciones zarrapastrosas (esa escena de acción final, que sonrojaría a cualquier especialista en el tema) y una continuidad de narración no siempre acertada. Tampoco ayuda mucho el guion de Burque y Gatell, que buscan mayormente la comicidad en dos recursos ya bastante antiguos y más bien manidos, el “slapstick” o humor físico de tortazo y tente tieso, y el humor de opuestos, en el que en los últimos años se puede decir que Ocho apellidos vascos estableció el canon a seguir. Aquí los opuestos, claro, será por un lado Sebas, el remilgado poli vallisoletano, con menos espíritu que Tristón, el amigo de Leoncio León, con su acento castellano, sus buenas maneras, su educación, su progresismo, su civismo, y por el otro el Lolo y sus colegas de banda musical, y sobre todo la hermana del Lolo, con la que se nos hace creer que hay cierta tensión sexual no resuelta, aunque la verdad es que tal cuestión no terminamos de verla en pantalla; Lolo y los suyos son, como quizá imaginen de Despeñaperros para arriba, incultos, malhablados, violentos, machistas... unas joyitas, vamos...  

Tampoco es que el humor del “slapstick” esté muy currado, recurriendo a la viejísima comicidad de la “guantá” en la cara, que ya era antigua cuando la pusieron de moda en España Lusson y Codeso, hace casi medio siglo.

En cuanto a los intérpretes, Julián López tiene el problema de su limitación física, que le obliga a hacer siempre de pelagatos: eso sí, ese papel lo borda... Del resto nos quedamos, por supuesto, con Natalia de Molina, que es capaz de insuflar vida incluso a un personaje como el que le ha tocado aquí, tirando a tópico y con poca chicha. El descubrimiento quizá sea Carlos Librado “Nene”, antiguo futbolista de poderoso físico reciclado en actor que, ciertamente, conviene bien al papel del Lolo, este tipo “machista-leninista”, narcisista, con cierta renuencia al tema de los narcóticos (menos al porro, “que eso no es droga”, dice el tío), que es seguramente uno de los hallazgos de esta irregular comedia. Y, por supuesto, característicos tan seguros y solventes como Antonio Dechent, imprescindible cuando hace falta un tipo “duro”, rol que él borda como nadie. Eso sí, a Paco Tous lo vemos últimamente un tanto sobreactuado, casi esperpéntico; aquí parece que está permanentemente en clave chirigotera, y aunque algo hay (sin hacer “spoilers”...), no parece que fuera el tono adecuado a su personaje.

(27-06-2021)


Operación Camarón - by , Jun 27, 2021
1 / 5 stars
"El porro no es droga..."