El malagueño Ramón Salazar se ha hecho un nombre dentro del cine con su multipremiado corto Hongos, que le sirvió de tarjeta de presentación para este su primer largo, de críptico título. Es una tragicomedia ambiciosa, sobre cinco mujeres, sus diferentes zapatos y los príncipes azules que no terminan de llegar o, definitivamente, se han ido.
La "madame" del prostíbulo, su hija veinteañera con edad mental de niña, la cleptómana rica e insatisfecha, la diseñadora encoñada y abandonada por su novio, la taxista, madre sin serlo; todas ellas entrecruzarán en algún momento sus vidas, en un guión hábil que flojea algo en los diálogos para mejorar en las situaciones creadas, sobre todo a partir de la mitad del metraje, cuando las historias que se nos cuentan empiezan a tener un sentido y a adensarse en emociones a flor de piel.
Estas cenicientas del siglo XXI cuyas madrastras son buenas y sus príncipes azules se enamoran de otros príncipes, dan como resultado una obra extraña, irregular pero estimulante, que se beneficia de un elenco de actrices generalmente notables, especialmente en el caso de una Vicky Peña espléndida en su papel, sabiendo comunicar el máximo de sentimientos con el mínimo de recursos; cumplen la siempre visualmente fascinante Najwa Nimri y la neófita Mónica Cervera, para naufragar penosamente una Ángela Molina que se está convirtiendo a marchas forzadas en una caricatura de la poderosa actriz que fuera en los setenta y los ochenta.
Así las cosas, el filme confirma la solvencia profesional de Ramón Salazar, pero demuestra también que es un cineasta dotado para el melodrama y la comedia ácida, géneros en los que tan fácil es caer en el folletín o simplemente en el ridículo.
100'