Pelicula:

El cine japonés de terror conoció una floreciente etapa a partir del éxito de Ringu (1998), que tuvo varios remakes y secuelas, tanto en su país como en Estados Unidos. De ese tiempo son films como La maldición (2002) o Llamada perdida (2003), que igualmente tuvieron sus remakes y secuelas, tanto niponas como yanquis. También a esa misma tendencia genérica pertenece esta Pulse, que en los USA fue versionada en Pulse (Conexión) (2006), con dirección de Jim Sonzero; lo curioso es que, mientras que en Ringu, La maldición y Llamada perdida, las secuelas (salvo The Ring. La señal, que lo fue de la primera de ellas) americanas fueron tirando a lamentables, aquí son igualmente malas la original y la copia.

Pulse, la japonesa, parte de una idea realmente inquietante: ¿qué pasaría si los fantasmas de los muertos pudieran conectarse de algún modo al espectro electrónico y aparecieran en los monitores de nuestros ordenadores? La película japonesa se inicia con un joven empleado de una empresa que se dedica al cultivo de flores; ese joven no aparece desde hace algún tiempo. Cuando va una de sus compañeras a su piso, lo encuentra muy raro y poco más tarde, mientras ella está en otra habitación, el muchacho se ahorca. A partir de ese momento, y tras la visión de un CD que tenía en su poder el suicida, varias personas del entorno laboral y amistoso comienzan a ver en sus ordenadores unas presencias fantasmagóricas...

Lo curioso de Pulse es que, contando con un tema poderoso, lo desaprovecha de mala manera. Está bien la escenografía despojada, con apenas gente por la calle y un tiempo climatológico siempre ominosamente nublado, y también la utilización de lugares en principio tan poco apropiados para el terror como una biblioteca pública o un supermercado; también es interesante la utilización con efecto dramático y terrorífico de la profundidad de campo, con un suicidio que ocurre en pantalla al fondo, mientras vemos a uno de los personajes en primer plano. Pero lo cierto es que poco más tiene la película; los defectos se acumulan: desaliñada, estilísticamente tosca, con un guion incoherente que va como a saltos, pésimamente rodada, sin motivar los hechos, cutre y desangelada, además de repetitiva, la cinta termina aburriendo; los únicos momentos de verdadero desasosiego están en las pantallas de los ordenadores donde se intuye alguna forma que pudiera ser sobrecogedora, y su trasposición a los espacios cotidianos, consiguiendo muy de vez en cuando genuinos repelucos.

Y lo malo es que la puesta en escena es incoherente por ineptitud, no porque (lícitamente) se hubiera buscado deliberadamente la confusión: es caótica sin proponérselo. Algunos apuntes que, bien desarrollados, podrían haber dado mucho juego, como el sellado con cinta adhesiva roja de las puertas para que los fantasmas no entren (o salgan...), están pésimamente expuestos, como de refilón y sin explicación alguna. El resultado es un film errático, disperso, demasiado largo, inconexo, con unos diálogos horribles y unos intérpretes mediocres.

El director, Kiyoshi Kurosawa (nada que ver con el gran Akira...), es un veterano cineasta cuyas películas, salvo esta y alguna más, no han traspasado las fronteras de su país: parece evidente que su cine no es precisamente estimulante; si este film sí tuvo repercusión internacional y es tan endeble, ¿cómo será el resto de su filmografía?

En un momento del film uno de los personajes aventura que quizá los espíritus habiten un lugar con una capacidad limitada, y cuando este se llena se tienen que expandir, pasar a otro plano, a otro mundo: si la explicación del fenómeno radica en algo tan pedestre como que los fantasmas salten a nuestro mundo por llegar al “overbooking” en el suyo, apaga y vámonos...

(23-06-2020)


 


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Duración

119'

Año de producción

Pulse - by , Jun 23, 2020
1 / 5 stars
Fantasmas por “overbooking”