CRITICALIA CLÁSICOS
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Un plano lejano de una calle de Liverpool nos muestra a los Beatles corriendo como locos. Van hacia la estación a coger un tren que los llevará a Londres, para hacer una grabación televisiva en un teatro con público. Tras ellos, una turba de enloquecidas y enloquecidos fans, con más peligro que los sioux o los apaches de una película del Oeste. Llegarán ilesos al tren y allí les esperan managers y demás monsergas...
Así arranca la primera de las dos cintas que hizo el realizador Richard Lester (Dick para los amigos) con el entonces primerizo grupo de músicos, lo que le valió que los periodistas perezosos le tildaran siempre como "el director de los Beatles", a pesar de su dilatada y variada carrera que lograría su obra maestra bastantes años después con la nostálgica y muy distinta Robin y Marian. En las dos cintas con el grupo, ésta y Help!, aventuras en color rodadas en gran parte en las Bahamas, se evidenció la buena sintonía de todos ellos, además de un inteligente uso de las canciones para que encajaran perfectamente en la narrativa de cada film.
Ahora, con varias décadas de perspectiva histórica, uno no se explica el miedo y el inicial rechazo de la Inglaterra victoriana ante el hecho que cuatro mozalbetes de Liverpool se dejaran flequillos y modesta melena para versionar a Chuck Berry y otros maestros del rock, antes de que dos ellos sobre todo (McCartney y Lennon) se dieran cuenta de que tenían suficiente caletre para componer ellos sus propias canciones. Y así fueron madurando una carrera cada vez más compleja, abierta y manierista, en cientos de canciones que conformaron un fenómeno artístico y sociológico de capital importancia en la historia del siglo XX.
¡Qué noche la de aquel día! se podría calificar como un falso documental que nos cuenta cómo era un día en la vida de aquellos Beatles primerizos, el vértigo y el desgaste que suponía cada jornada, con una óptica humorística y absurda (a lo Hermanos Marx), con detallismo en cada personaje secundario, con escenas que también dejan hueco a la melancolía, con las canciones señeras de aquella etapa primeriza... y con personaje antológico en el abuelo de Paul, "un viejecito muy pulcro", en descripción de su nieto, y que resulta ser un perseguidor de muchachitas, y un vivales, que aprovecha la fama de sus jóvenes amigos para ganarse unas libras...
Viendo el ajetreo de este día se entiende que el grupo, aparte de otras muchas razones, se cerrara en pocos años y que en 1970 la dispersión y desaparición se hiciesen oficiales. Era imposible mantener el ritmo de vida y el nivel de exigencias que comprobamos aquí. Por eso, en ¡Qué noche la de aquel día! estos Beatles primerizos optan por la rebeldía, la libertad, el saltarse las normas, el desobedecer las consignas de sus managers... todo ello plasmado magistralmente en la escapada a un campito solitario mientras saltan y brincan a los sones enérgicos y rítmicos de la canción "Can´t buy my love"...
Mientras su apariencia era aún muy correcta y ceremoniosa, con trajes oscuros e idénticos, con John Lennon usando lentillas para no desentonar con los compañeros, con sus púdicas melenas bien recortadas... ya en sus declaraciones, bromas y comentarios salía a flote un tono cínico, un humor mordaz que ponía en solfa la sociedad británica de entonces. Quedaban todavía lejos la complejidad y madurez de sus álbumes posteriores, sus vestuarios extravagantes, su portada del "Sargent Pepper´s... ", su insolencia de dirigirse a sí mismos en Magical Mystery Tour (aunque oficialmente sólo lo firmase McCartney como realizador), sus escapadas a la India de la mano de George Harrison...
Todo eso quedaba por llegar, pero ya este primer largo de Lester y los Beatles fue una gozosa experiencia, con secuencias de tanta calidad como la del vagón de mercancías del comienzo, mientras suena "I should have known better", o la delicada y romántica "And I love her", hasta cerrar la película con la interpretación en el teatro de la sencilla, primitiva y marchosa "She loves you". Por ello habrá que reconocer que el fenómeno de los Beatles no es una cuestión de vejestorios nostálgicos, sino que ha perdurado durante décadas, y continuamente siguen apareciendo referencias a ellos y su huella, nuevos libros, recopilaciones, un documental de Peter Jackson de ¡¡360 minutos!!, etc., etc., etc...
87'