El irregular director sueco Lasse Halström, que lleva casi veinte años afincado en el cine americano, tiene una filmografía bastante aceptable y de vez en cuando realiza películas notables como Las normas de la casa de la sidra (1999), Chocolat (2000) o Una vida por delante (2005), pero también es capaz de hacer un mediocre Casanova (2005) o una sentimental cinta como Siempre a tu lado (2009), la historia del perro japonés tan fiel a su amo que vimos últimamente. En esa línea sentimental y amorosa va esta reciente película suya, Querido John, que a pesar de haber tenido un gran éxito popular en Estados Unidos nos parece uno de sus títulos más flojos y que de seguir así va en caída libre.
En esta ocasión se basa en la novela del escritor Nicholas Sparks, autor de El diario de Noa y Noche de tormenta, que están en esa misma línea y que también fueron llevadas al cine. John es un soldado que, disfrutando de su permiso, se enamora de Savannah, una chica rubia, estudiante, con la que promete casarse cuando termine su compromiso con el ejército. Los sucesos del 11-S hacen que, por patriotismo, John se reenganche y ella, que no puede estar más tiempo sin su amor, se enamore de otro.
Junto al tema del romanticismo amoroso existen otras subtramas paralelas que aumentan la cuota de sentimentalismo; el padre de John tiene un ligero autismo al igual que el hijo de un vecino, y Savannah quiere estudiar para curarlos, y la guerra de Afganistán que apenas aparece como excusa. El guión adapta la novela permaneciendo fiel a su espíritu, tratando de evitar caer en lo sensiblero. El guionista, Jamie Linden, le ha cambiado el desenlace para hacerlo más romántico y comercial, dentro del dramatismo en que se ve sumido al final el relato, y al mismo tiempo más optimista de cara a la taquilla, lo que posiblemente ha hecho que funcione muy bien en su país. La cinta va claramente dirigida al público femenino, que tal vez se sienta atraído por la figura de su protagonista, el guaperas Channing Tatum, que como actor resulta bastante insípido y poco expresivo.
En el aspecto interpretativo el actor que mejor funciona es el veterano Richard Jenkins en el personaje del padre de John, con un destino trágico debido a su enfermedad. Lasse Hallström realiza una puesta en escena sin fuerza, sin emoción, lo que la hace monótona, aburrida y reiterativa.
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