Pelicula:

Esta película está disponible en el catálogo de Netflix, plataforma de Vídeo Bajo Demanda (VoD).

La primera imagen de esta singular Roma es un primer plano del suelo embaldosado de un patio en una vivienda del D.F. (el Distrito Federal de México, como es vox populi). Esa imagen de las baldosas, sobre las que van cayendo intermitentemente chorros de agua que las baldean, se mantendrá impertérrita durante casi cuatro minutos, mientras van apareciendo en sobreimpresión los títulos de crédito iniciales. Estamos entonces ante toda una declaración de intenciones con ese plano fijo de baldosas reiteradamente remojadas: estamos ante una película de corte realista, que hace de lo cotidiano algo extraordinario, que nos presenta una historia sencilla, que no simple, la historia de ribetes semi (o cripto) autobiográficos del director, Alfonso Cuarón, que se crío, efectivamente, en la Colonia Roma, barrio de clase media-alta del D.F., donde se desarrollan los hechos que se narran en el film.

Cuenta Roma la historia, sotto voce, de una familia mexicana entre 1970 y 1971: el clan está compuesto por Antonio, el padre, médico; Sofía, la madre, química que no ejerce y se dedica a lo que antiguamente se llamaban “sus labores”; cuatro hijos (tres niños y una niña), entre los 11 y los 6 años, aproximadamente; y dos sirvientas, Cleo, sobre la que se centrará la historia, y Adela, ambas indígenas de etnia y lengua mixtecas. Durante esos dos años que se nos cuentan veremos la vida cotidiana de la familia, pero también la progresiva desafección del padre, cada vez más distante y desaparecido del hogar, con la consiguiente desesperación de la mujer; la relación sentimental de Cleo con Fermín, un chico que hace artes marciales; su embarazo de él (dice ella “estoy con encargo”, un delicioso eufemismo), que se desentiende del tema y pone tierra de por medio...

Roma es, por supuesto, el recuerdo magnificado de la infancia de Cuarón, con los aditamentos correspondientes para que aquella su historia, banal pero única, como todas las infancias, tenga interés para el resto del mundo. Pero es también una lección de cine de alguien que ha aprendido de los mejores maestros y que aquí vuelca, de forma personal y autónoma, esas enseñanzas. Porque aquí está Welles y su prodigioso uso de la profundidad de campo (que en Roma alcanza momentos de auténtica bomba emocional, como en la escena del parto de Cleo); porque aquí está Ozu y su serena crónica de la vida consuetudinaria; porque aquí están Rossellini y De Sica y su mirada emocionada y sincera hacia gentes corrientes que nunca serán el centro de grandes aventuras, sino solo de sus vidas modestas y que no importan a nadie; porque aquí está John Ford y su puesta en escena clásica y sin florituras; porque aquí está Scorsese y su impecable, elegantísimo estilo. Y lo curioso es que esa mixtura de influencias de artistas tan diversos, en fondo y forma, cuaja aquí en una obra de una homogeneidad impensable, exacta, donde todos los elementos engarzan como si no pudieran ser encajados de otra forma.

Película bellísima, lacerante, finalmente un canto a esas mujeres absolutamente entregadas al cuidado de las familias ajenas que terminan siendo las suyas propias, Roma llega muy adentro. Obra casi redonda, quizá una duración algo excesiva lastre mínimamente la que podría considerarse, de otra forma, como una película magistral.

Alfonso Cuarón, tras interesarnos en films tan diversos como la etérea La princesita (1995), la fantástica Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), la prodigiosa Hijos de los hombres (2006) o la oscarizada Gravity (2013) (a la que, por cierto, el cineasta mexicano se permite un gracioso autohomenaje con la escena de la película espacial que ve la familia, en la que aparece George Clooney como un peculiar, muy “vintage” astronauta), confirma su autoría cinematográfica con esta película imprescindible que tiene la osadía de mezclar una temática teóricamente inane (pero en el fondo tan interesante: la vida misma, sin mezcla) con una realización exquisita, elegante, que no se entromete en lo que se cuenta sino que lo realza sin subrayados. Una bellísima fotografía en blanco y negro y un montaje clásico (en ambos de los cuales aparece el propio Cuarón al frente de tales áreas, lo que da idea de su implicación personal en el proyecto) redondean una obra poco común, a pesar de que su tema sea precisamente tan común: y es que pocas veces hemos visto que lo cotidiano sea tan excepcional.

Yalitza Aparicio, en su primera experiencia cinematográfica, está espléndida: interpreta calladamente, desde las entrañas, y su personaje es, seguramente, ella misma. Marina de Tavira, que hace de la materfamilias, resulta creíble, afectuosa y a la vez estricta, prácticamente la única intérprete profesional entre los protagonistas; los niños, estupendos, naturalísimos, todos también en sus primeras “performances” como intérpretes.

Eso sí: nos parece lamentable que Cuarón haya titulado su película Roma, como ya lo hicieron Fellini (Roma, en 1972) y Adolfo Aristaráin (Roma, en 2004). ¿Por qué no titular el film Colonia Roma, que es el nombre completo del barrio del D.F. donde se desarrollan los hechos? Son ganas de enredar sin necesidad...


Dirigida por

Género

Nacionalidad

Duración

135'

Año de producción

Trailer

Roma - by , Dec 26, 2018
4 / 5 stars
El agua en las baldosas