Romasanta. La caza de la bestia

Sobre el hombre lobo (o lobesome, como le dicen en Galicia) que asoló la región galaica a mediados del siglo XIX se han hecho varias versiones. La mejor es, sin duda, El bosque del lobo, dirigida por Pedro Olea en los años setenta, con un excelente José Luis López Vázquez como protagonista. Paco Plaza, el autor de El segundo nombre, se decanta por el terror total para explicar esta historia de "psycho-killer" a la española, un hombre que mataba a sus víctimas como si fuera un lobo, pero después le quitaba las grasas (¿vendrá de aquí la figura del "sacamantecas"?) para hacer jabón, más o menos lo que hacían los nazis con los cuerpos de los judíos gaseados.

Pero el conjunto, aun resultando ser un producto profesional y solvente, no termina de cuajar. Ni se cree uno el personaje de Elsa Pataky, que parece recién salida de la peluquería en todas las escenas, perfectamente depilada y recauchutada (nada que ver, desde luego, con la humilde campesina de hace siglo y medio largo a la que supuestamente interpreta), ni se termina de aclarar, siquiera sugerir, por qué este lobesome se dedicaba a matar mujeres y hacer jabón con ellas.

El guión no parece que conseguirá ningún Oscar (si acaso, un Razzie, esos anti-Oscar tan divertidos...), y Paco Plaza confirma que es un artesano correcto del cine de terror, aunque quizá demasiado obsesionado con esa faceta de este género, el regusto por la casquería, los cuerpos mutilados y bárbaramente destrozados, que hace tiempo sustituyó lamentablemente al auténtico terror de toda la vida, el que no da asco ni repugnancia sino un puro, genuino escalofrío.

(19-05-2004)