Pelicula:

CINE EN PLATAFORMAS


ESTRENO EN FILMIN


Lois Patiño forma parte de lo que se ha dado en llamar el Novo Cinema Galego (Eloy Enciso, Oliver Laxe, recientemente Jaione Camborda...), un cine de hondas raíces gallegas: visuales, temáticas, estéticas. Hace Patiño un cine de corte generalmente documental, aunque con irisaciones de ficción. En ese aspecto participa de una constante habitual en el Novo Cinema Galego, que no es otra que el hecho de que las películas que generalmente se sitúan bajo ese paraguas, si son documentales, parecen ficciones, y si son ficciones, parecen documentales (es casi una variante un tanto jocosa del famoso tópico: “si te encuentras a un gallego en la escalera, no sabes si sube o baja”). Algunas de las películas de Lois (Costa da Morte, Lúa Vermella) han tenido cierta repercusión, al menos en su tierra, y también en festivales de todo el mundo.

Patiño sale ahora fuera de su Galicia natal, incluso fuera de España, para traernos este relato que, sin embargo, no deja de tener cierto tono de su tierra, al menos desde el punto de vista en el que lo encara, con esa serenidad, quizá también esa melancolía que parece consustancial al país de Rosalía de Castro (qué coraje esto de tener que poner el apellido para no confundirla con la cantante...), de Castelao, de Torrente Ballester (qué coraje tener que poner el segundo apellido para no confundirlo con el casposo personaje de Santiago Segura...), de Álvaro Cunqueiro. Así, en este documental que parece ficción, o viceversa, titulado Samsara (término procedente del sánscrito que define el ciclo de la vida, la muerte y la reencarnación), Patiño se va con su equipo a dos continentes distintos, Asia (en Laos) y África (en Zanzíbar, Tanzania), en una película que cuenta dos historias evidentemente concatenadas (con qué se concatena lo contaremos después...). En la primera, en Laos, conocemos al joven Amid, que vive con su madre y que todos los días viaja en lancha para visitar en otra aldea a Mon, una anciana moribunda, a la que lee un libro que la prepara para morir; también conocemos a algunos novicios que se postulan para ser monjes budistas, con sus túnicas naranjas y sus cráneos rasurados al cero; entre Amid y los monjes se establece una cierta amistad... En la segunda, Zanzíbar, conocemos a una madre y su hija, llamada Juwairiya, como de 8 años; en su hogar nace una cabrita, a la que llaman Neema; la madre se dedica a recoger algas en la playa para fabricar jabón, junto con otras mujeres, pero concibe abrir su propio negocio para elaborar el producto, cansada de lo mal pagada que está su ocupación. Un día la niña se despista en la playa y Neema se pierde...

El tema del film es, como ya anuncia su título, la vida, la muerte y, sobre todo, la reencarnación. Aquí tendremos ese tema entre dos continentes distintos, dos religiones distintas, incluso dos especies distintas, humana y caprina. Viene Patiño a decirnos que la vida es vida, no sabe de pedigríes ni de tonterías, y se transforma en lo que le place. Todo eso con hermosas, muy hermosas imágenes tanto de Laos como de Tanzania, tan distintas, pero tan bellas, que se nos antoja que Lois filma como si estuviera en su Galicia natal, con una paz que, es verdad, es una de las virtudes del film, incluso en las imágenes en las que (no hay “spoiler”, obviamente...) la anciana fallece tras haber oído, en varias sesiones, las instrucciones para cuando esté muerta. Una paz, una serenidad, que estarán también en las imágenes de los novicios budistas, aunque Patiño, en un guiño que viene a hablar de cómo evolucionan las costumbres, nos los muestra en algunos momentos enfrascados en sus móviles, como adolescentes occidentales, quizá en medio de una conversación por WhastApp, o incluso haciéndose selfies con su mejor cara para posados...

Hay un componente documental evidente en Samsara: los monjes budistas en sus prolongadas meditaciones, en sus rezos; las mujeres tanzanas recogiendo algas en la playa, las fabricantes de jabones de algas explicando el proceso... pero es evidente que lo que a Patiño le ha interesado es, sobre todo, poner en imágenes y sonido lo que para él podría ser el proceso de reencarnación, con una escena situada a mediados del film, entre la muerte de la anciana laosiana y el nacimiento de la cabrita tanzana, de 14 minutos de duración (si nuestro reloj no nos miente), que comienza con un letrero en pantalla que nos advierte: “ahora cerremos los ojos” (y bien que hacen en decirlo...), tras lo cual se suceden planos en negro, o virados a colores básicos: rojo, verde, amarillo, azul... mientras oímos ruidos de todo tipo, algunos identificables, otros no, entre ellos el de una algarabía como de mercado en hora punta; además, Patiño lanza ininterrumpidamente durante todo ese tiempo destellos desde la pantalla, motivo por el que entendemos perfectamente el consejo inicial de la escena, “cerremos los ojos”...

Parece claro que esta escena (por llamarla de alguna forma...) es la almendra de film, es la provocación de la que todo el mundo hablará, para bien o (más probablemente) para mal. Y es que entendemos lo que quiere hacer Patiño, imaginar cómo sería el tránsito del alma en una hipotética reencarnación, cosa que, ciertamente, nos parece que nadie ha hecho en cine jamás. Pero, ¿es necesario que esa escena dure casi un cuarto de hora? ¿No se consigue el mismo objetivo con, por ejemplo, un minuto o dos?

Film étnico, entonces, implícitamente gallego en su mirada melancólica y estoica, Samsara resulta ser una película muy peculiar (como casi todo el cine gallego, es cierto), con un error de medida en la escena de marras, que empaña un tanto la belleza cromática de la historia bifronte, una historia que nos parece más conseguida en su primer segmento, el laosiano, que nos permite una visión de un tema, la preparación para la muerte, tan escasamente presente en las pantallas; la segunda, con su cabrita que tira (casi literalmente...) al monte, nos parece inferior, más convencionalmente documental en toda la secuencia de las algas y su proceso de fabricación, que podría formar parte de un audiovisual del National Geographic.

Balance irregular, entonces, en esta Samsara de hermoso título, un nuevo paso en este Novo Cinema Galego que ahora parece seguir, a su manera, la onda del Galegos no mundo, “Gallegos por el mundo”, el programa de la TVG equivalente al Españoles en el mundo de RTVE.

(30-11-2023)


 


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113'

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Samsara - by , Mar 30, 2024
2 / 5 stars
De anciana moribunda a cabrita que tira al monte