Gene Roddenberry creó en 1967 la serie televisiva “Star Trek”, afortunada mezcla de ficción científica y aventura. Fueron 79 los capítulos rodados, en los que los personajes del capitán Kirk (William Shatner), el señor Spock (Leonard Nimoy) y el doctor McCoy (DeForest Kelley), entre otros, alcanzaron el aura del mito. La nave Enterprise surcaba los espacios infinitos en un futuro indefinido, encontrándose sus protagonistas con peligros de toda laya, no siendo el menor el del pueblo bárbaro y guerrero klyngorn, sus enemigos declarados. Variaban los directores, pero permanecía el espíritu de la serie. En España se conoció con el ampuloso título de “La conquista del espacio”.
A raíz del éxito en 1977 de “La guerra de las galaxias”, Paramount desempolva la prestigiosa serie para, con abundante presupuesto (habitualmente tan escaso en televisión), encargar a Robert Wise un largometraje destinado a su explotación en cines, que se denominó precisamente “Star Trek: La película”. Curiosamente, aunque el espíritu aventurero de la serie televisiva permanece en la cinematográfica, se busca también trascender en temas de mayor calado. Así, en este primer episodio cinematográfico (de lo que después sería larga serie en ese mismo formato) el grave asunto tratado es nada menos que el reencuentro del hombre con una criatura de su creación, en una parábola en sentido contrario a la de “2001, una Odisea del Espacio”: una especie de agujero negro de infinita fuerza amenaza con engullir al universo mundo. El Enterprise descubrirá entonces que el centro de esa fuerza descomunal es nada menos que la inofensiva sonda “Voyager”, enviada por la NASA al espacio en los años setenta del siglo XX, nave que tomó conciencia de su propia inteligencia y devino en algo menos que un dios, pero algo más, mucho más, que un ser humano.
La película, costeada como pocas en la época, quizá se resiente de su propio y complicado envite: igualar el éxito comercial de “La guerra de las galaxias”, contentar a base de guiños a la legión de “trekkies” seguidores de la legendaria serie televisiva, y además de todo eso hacer una SF madura, a la manera del mítico “2001…” de Kubrick. Demasiadas (y contradictorias) apuestas, que se saldaron con un éxito a medias, en cuanto a taquilla, y un fracaso (también a medias) en cuanto a la crítica. Lo cierto es que Robert Wise, que siempre fue un cineasta con talento, aunque no fuera precisamente John Ford (valga la comparación), planteó un filme serio, riguroso, con aventuras y acción, pero que indagaba con emoción en esa materia tan extraña de la creación de otros seres, el sueño de la Mary W. Shelley de “Frankenstein” llevado al espacio.
Star Trek: la película -
by Enrique Colmena,
Aug 31, 2008
3 /
5 stars
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