Wong Kar Wai es probablemente (quiten el adverbio "en mente") el cineasta hongkonés más interesante: sólo por Deseando amar ya sería un genio, aunque hubiera hecho sólo esa película, como Juan Rulfo escribió sólo una novela, Pedro Páramo (bueno, vale, y un libro de relatos, El llano en llamas), y eso lo hizo inmortal. Pues con Wong pasa algo por el estilo: aquella devastadora a la vez que minimalista historia de amor sin amor (o sin que se vea el amor de forma explícita, para entendernos) es, para mi gusto, una de las cumbres del cine romántico de las últimas décadas. El resto de su cine también tiene su interés, desde Happy together a 2046. Aunque a la vista de las mentadas películas pudiera parecer que Wong es un director especializado en cine dramático o romántico, nada más lejos, pues abunda en su cine la acción, género al que vuelve ahora en esta The grandmaster, que se reputa una especie de biografía de Ip Man, quien habría sido el mentor de Bruce Lee, el famoso karateka y actor hongkonés muerto en extrañas circunstancias, una auténtica leyenda del cine de artes marciales en filmes como Kárate a muerte en Bangcock.
The grandmaster, sin embargo, no alcanza los niveles de otras películas de Wang. Extasiado por la extraordinaria belleza de la fotografía de Philippe Le Sourd, que juega con universos de lluvia permanente y una paleta en la que el negro impone su señorío, Wang parece haber olvidado que una película es algo más que unas fastuosas imágenes y unas secuencias de acción rodadas con un virtuosismo coreográfico excepcional. Al fondo, quizá demasiado al fondo, queda la historia de amor nonata de la pareja protagonista, separados por una cuestión de honor sobre la herencia del padre de ella y la venganza del ultraje a la que la fémina se ve compelida para reivindicar la memoria de su progenitor.
Filme extraño, que con toda probabilidad desconcertará a los aficionados al género de acción, no acostumbrados a estas abstracciones sino al leñazo y tente tieso, lo cierto es que The grandmaster deja un sabor de boca agridulce, como si hubiera habido mimbres suficientes para hacer una obra espléndida pero Wang no hubiera sabido entretejerlos adecuadamente.
Y es que este empeño de la protagonista en cobrarse su venganza, que hace que el antagonista la moteje en un momento dado de cobradora de morosos (cobrador del frac, diríamos en España…), hubiera merecido un mejor pulso narrativo, una mayor adecuación entre historia y secuencias de acción, una introspección a fondo en las razones de los personajes centrales, dejados un poco al albur por su director.
Y no es que los protagonistas sean precisamente pencos: Tony Leung Chiu Wai es, seguramente, el más talentoso de los actores hongkoneses, inolvidable en la mentada Deseando amar, pero también notable en cintas como Hard Boiled, Cyclo, Happy Together, Hero, Deseo, peligro o 2046. Y Zhang Ziyi es la estupenda protagonista de filmes como El camino a casa, Tigre y Dragón, La casa de las dagas voladoras y Memorias de una geisha. Pero parece claro que la mera acumulación de talentos no garantiza la calidad de una película…
The grandmaster -
by Enrique Colmena,
Jan 22, 2014
2 /
5 stars
El cobladol del flac
Uso de cookies
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.