Pelicula:

La película, producida por “Cifesa” (1942) y dirigida por José Buchs, sucede en la Sevilla de 1835, es decir, durante la regencia de la reina María Cristina. Cuenta la historia, sentimental y sucintamente política, de unos personajes pertenecientes a la burguesía de la ciudad, quienes dirimen sus sentimientos en fiestas privadas, celebradas tanto en lujosos salones como en rústicos cortijos; allí, la tienta del toro alterna con corrillos de mujeres u hombres donde el rumor sobre amores y amoríos toma carta de naturaleza. 


Como una variante de la argumentación, la insinuada conspiración política nada nos aclara si es la libertad lo que se reclama o el exceso de ella lo que se reprocha. En cualquier caso, tales salidas de la norma no tienen otro valor que añadir un bucle más a la narración. Fuera de la ficción, creemos entender que se trata de la sublevación del infante Don Carlos contra la “Pragmática Sanción” según la cual, el trono era para la mujer, si no hubiera heredero directo. 


El tono de comedia sentimental se estructura a imagen de la comedia áurea donde las acciones llevadas a cabo por los señores tienen su paralelo en los sucesos ocurridos a los criados, sobre todo en el ámbito de las relaciones humanas; el sirviente, nuevo Sancho o moderno Ciutti, imita a su señor en la aventura amorosa; la doncella, por más que esté entrada en años, suspira coquetamente por disponer de cuanto a la señora se le ofrece.


El personaje principal, D. Rafael Pérez de Guzmán (Alfredo Mayo), está prometido con Elvira (Florencia Bécquer), hermana de Álvaro Luna, unos y otros de distinguidas y acaudaladas familias sevillanas. La llegada de Eugenia, huérfana que vive bajo la custodia de su tío Don Lorenzo de la Jara (Alberto Romea), compromete la relación anterior y hace todo lo posible por ganarse los amores de Rafael. Para ello, organiza una tienta en la que el caballero más valiente deberá arrancar la escarapela, bordada por ella, al toro más bravo de la ganadería. Esa acción le debe corresponder al torero Paquiro pero Rafael, entendiendo que valentía y corazón deben ser incuestionables atributos del caballero, consigue la hazaña, pese a estar herido (intervino en una reyerta, como defensor de un agredido). Posiblemente, argumentistas y guionistas se han inspirado en la biografía de Rafael Pérez de Guzmán “El Bueno (Córdoba: 1802-1838), militar de profesión, quien, tras lidiar una corrida de beneficencia, a favor de los pobres encarcelados, se convirtió en profesional de la tauromaquia. Murió, cuando viajaba desde Sevilla a Madrid, al ser asaltada su expedición por facinerosos. 


El personaje interpretado por Manolo Caracol se llama Juan Navas y, naturalmente, es un cantaor que actúa en un tablao, “El Brillante”, al que acuden personalidades de alta consideración social o artística; para ellas interpreta un par de coplas acompañado a la guitarra por “Niño Ricardo”. Torero (Paquiro) y cantaor (Navas) constituyen dos profesiones de baja consideración social, tal como lo entiende la sociedad del momento y los diálogos de la película recogen (“una profesión impropia de su clase”). 


Sin embargo, los caprichos de Eugenia convertirán a Rafael en matador de toros, simplemente por satisfacer su exigencia. De este modo, Pérez de Guzmán, espada valiente, competirá con otros profesionales en las mejores plazas de Andalucía. Los planos fundidos y encadenados impedirán ver al actor en el ruedo ejerciendo el oficio de su personaje, pero el montaje oportuno, conjugando palcos y aplausos, espectadores y subalternos, simularán mostrar los éxitos del caballero formando pareja con Isidro Santiago (Barragán) en Córdoba, con Roque Miranda (“Rigores”) en San Fernando, con José Redondo (“El Chiclanero”) en Granada, con Manuel Domínguez (“Desperdicios”) en Cádiz, y con Francisco Montes (“Paquiro”) en Sevilla, donde también él, como espada único, triunfará en La Maestranza. Según anuncian los carteles, en cada corrida se lidiaba un mínimo de 14 toros y un máximo de 18.  Este bloque de la trama, donde, a solicitud de la dama, el varón se convierte, ocasionalmente, en torero triunfador, es moneda común en la filmografía de la época, del mismo modo que su resolución se ofrece, en collage de planos variados sobre distintos momentos de la corrida y diversos lugares del coso. 


Si los amores de Rafael se conforman sobre un “amor verdadero” (Elvira) y un “amor caprichoso” (Eugenia), triunfador el primero, fracasado el segundo, la rivalidad entre Paquiro y el torero ocasional se formula no sólo en el ruedo sino en la sala de fiestas, donde seguidores de unos u otros entablan reyerta verbal seguida de destrozos materiales, golpes y porrazos sin consideración de resultados. 


Tal como hemos dicho, los criados mantienen una trama paralela a los amores de los señores y, en consecuencia, una fiesta particular en los aledaños de la cocina donde la juerga invita a bailar y cantar sea por sevillanas o por tanguillos. Así, con la música de “Aquellos duros antiguos…”, se discute sobre la pertinaz soltería del criado Paco Lucas (Miguel Pozanco), quien flirtea tanto con la dueña Doña Pastora como con la sirvienta Rosilla.


 


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98'

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Un caballero famoso - by , Oct 16, 2023
2 / 5 stars
Tauromaquia por amor