Uno de nosotros

La verdad es que no parecía que Thomas Bezucha fuera el director apropiado para dirigir este neowéstern ambientado en el siglo XXI, con irisaciones de thriller y de drama. Inicialmente Bezucha (Amherst, Massachusetts, 1964) se había dedicado profesionalmente al diseño de moda, siendo alto ejecutivo de una firma tan conocida como Ralph Lauren. Desde principios de este siglo simultanea sus tareas de diseño de ropa con intermitentes producciones cinematográficas que dirige a razón de una cada cinco años, aproximadamente, menos esta Uno de nosotros, cuyo lapso de espera desde el anterior film ha sido de casi un decenio. Tiene Bezucha una filmografía en la que predominan las películas sin mucha enjundia, comedias románticas o familiares, a veces tocando el tema de la homosexualidad (él mismo es militantemente gay), en cualquier caso siempre en terrenos amables: véanse sus tres largos anteriores, Big Eden (2000), La joya de la familia (2005) y Monte Carlo (2011).

Sin embargo, con Uno de nosotros cambia totalmente de registro, haciendo un film bronco, duro, a ratos abiertamente desagradable. La historia se ambienta inicialmente en un rancho de Montana, donde viven George, un antiguo sheriff ya retirado, su esposa Margaret, su hijo Ryan, su nuera Lorna, y el bebé de ambos, Jimmy. Cuando Ryan, en un desgraciado accidente, pierde la vida, los abuelos se encargan del pequeño hasta que Lorna, años más tarde, se vuelve a casar y reclama a su hijo. Margaret se da cuenta de los malos tratos del nuevo padrastro de su nieto, y, cuando este se lleva a Lorna y a su hijastro a su hogar paterno en Dakota del Norte, la mujer concebirá la idea de ir a recuperar a su nieto...

Tiene Uno de nosotros un comienzo más que prometedor, presentándonos a los personajes con una sobriedad y un laconismo que reconforta, en un tiempo y un cine en el que parece que todo tiene que ser subrayado para que el espectador pueda entenderlo sin problemas. Sin embargo, conforme va avanzando la historia, y en especial cuando los abuelos de Jimmy llegan hasta el infernal hogar de su abuelastra materna, la película se va haciendo más estándar, con más tendencia a los convencionalismos que se esperan de un film de estas características. En especial chirriante es la presentación de la familia del padrastro del chico, con una “materfamilias” que impone un matriarcado absoluto en su casa, sus tierras e incluso su condado, en una de esas tópicas exposiciones de lo que se suele llamar la América profunda que, al menos en este caso, no se la termina uno de creer, resultando ser un grupo de personajes sin perfiles, hechos a brochazos, sin que su comportamiento se ajuste a eso que se llama coherencia de guion, y que tantas veces los guionistas sacrifican en el ara de su conveniencia.

¿Quiere eso decir que Uno de nosotros es una película sin interés? No, en absoluto: hay una atractiva historia en los esposos protagonistas, dos caracteres antitéticos que han aprendido a convivir, y que verán compelidos, con distinta motivación, a intentar recuperar lo que queda de su hijo en la figura de su nieto. Su búsqueda de la nueva familia de su descendiente les llevará por páramos desolados, en uno de esos viajes que muestran la otra cara de América, muy lejana del oropel de las grandes ciudades de rascacielos y de abigarradas multitudes.

Sin embargo, presenta también debilidades, como el personaje del chico indio, que parece metido con calzador, el de la nuera, poco definido, o el de la matriarca de la nueva familia del nieto, exagerado y con una tendencia a la sobreactuación que no sabemos si se ha debido a la actriz Lesley Manville, que estuvo mucho mejor y más contenida en El hilo invisible (2017), por la que fue nominada al Oscar, o bien se debe a indicaciones expresas del director.

Film irregular, entonces, con aciertos parciales y algunos errores de planteamiento y de presentación de personajes, Uno de nosotros tiene, sin embargo, un hermoso aunque inevitablemente trágico final, con una escena que se corresponderá cabalmente con otra antecedente, también dolorosa, que la explicará plenamente y cerrará el círculo de una historia que quizá en otras manos hubiera podido ser la gran película que en algún momento apunta que pudiera haber sido.

Buen trabajo de la pareja protagonista, Lane y Costner, que además ya han hecho varias veces de marido y mujer con anterioridad, como los padres terrestres de Clark Kent en la nueva saga de Supermán iniciada con El hombre de acero (2013). Del resto nos quedamos con Kayli Carter, a la que encontramos un parecido razonable con Saoirse Ronan, aunque sin llegar al extraordinario talento de la actriz neoyorquina de ancestros irlandeses.

(10-06-2021)