Rafael Utrera Macías

Programa "Si las piedras hablaran"

Antonio Gala fue el guionista de la serie. El texto literario se apoyó en la evocación efectuada por personajes históricos sobre sucesos sustanciales de su biografía y de su época. La filmación se realizó en lugares apropiados donde se ambientan los hechos; la cámara, mientras la banda sonora ofrece la narración y las voces en off, recrea las obras artísticas contenidas en aquéllos, generalmente palacios y museos: Oriente, Riofrío, Pedralbes, La Granja, Aranjuez, etc.) y monasterios (Santa Clara, Yuste, Poblet, Descalzas Reales, El Escorial, etc. La presentación de cada programa (con texto también del escritor) la lleva a cabo, invariablemente, Natalia Figueroa. En total se rodaron dieciséis episodios: nueve realizados por Ramón Masats, cinco por Mario Camus y dos por Claudio Guerin.

Los temas inciden en situaciones históricas del reino nazarí, de las monarquías aragonesa y catalana, de los reyes Pedro I, Alfonso VIII, Carlos I, Felipe II, Carlos III, Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII, o de personajes como Juana la Loca, San Francisco de Borja, Tomás de Vitoria, Pablo de Olavide, Godoy y Goya.

Los amores de Pedro I y María de Padilla se evocan en el Alcázar sevillano; la pérdida del imperio nazarí y su conquista por los Reyes Católicos, en los vestigios históricos de Granada; el pasado feliz de Alfonso XII y María de las Mercedes, en Riofrío; los proyectos de modernización y embellecimiento de Madrid, la invasión francesa y la resistencia del pueblo madrileño, en el Palacio de Oriente; las relaciones de Alfonso XII y sus antecedentes catalanes, en Pedralbes. Desde el monasterio de El Escorial se rememora el nuevo espíritu de la Europa dieciochesca; desde el mallorquín, el desastre de la Invencible; desde Santa Clara, las comunidades castellanas; desde Las Huelgas, las victorias y derrotas frente al Islam; en Yuste, el diálogo de Carlos I con el jesuita Francisco de Borja; en Poblet, las hazañas de las dinastías aragonesa y catalana; en las Descalzas Reales, noticias de personalidades famosas de la época del maestro Vitoria.

Es un conjunto de situaciones y personajes históricos vistos desde dentro y enjuiciados con distanciamiento para un programa de Televisión emitido por la Primera Cadena en el último trimestre de 1972 y el primero de 1973, con duración aproximada de treinta minutos; la serie fue filmada en color por un mismo equipo técnico. Con ella, TVE ofrecía, en molde adecuado, las joyas de la corona española, a la vez que prestaba un buen servicio a Patrimonio Nacional cuya gerencia estaba en manos de Fernando Fuertes de Villavicencio.


La Granja. Las abdicaciones - Aranjuez. Recordar un jardín

La Granja. Las abdicaciones y Aranjuez. Recordar un jardín tienen una semejante estructura literaria y un mismo estilo cinematográfico. Debemos separar la intencionalidad mostrada por el escritor en sus trabajos de las peculiaridades fílmicas aportadas por el realizador en sus películas.

En La Granja, la presentadora, Natalia Figueroa, informa sobre el origen de Felipe V, primer Borbón de nuestra historia, y las innovaciones aportadas por el cambio dinástico; éstas, tenderán a la organización interna de la nación española, al cultivo de la ciencia "como la aplicación útil de la verdad a las necesidades de la vida civil", frente a sus antecesores, los Austrias, que fomentaron la expansión armada, la Filosofía y la Teología "con miras a la Contrarreforma".

Continúa señalando el carácter del palacio, de su construcción, donde se mezclan los jardines franceses y las edificaciones italianizantes, los matrimonios del monarca (con María Luisa de Saboya e Isabel de Farnesio) y su descendencia (Luis I, Fernando VI, Carlos III). Las apetencias italianas de Isabel, la melancolía de Felipe, se ponen en boca de Domenico Scarlatti, el músico que intentó alegrar la corte, con el distanciamiento propio de quien no tuvo ambiciones.

Así pues, la voz informal y burlona de Scarlatti, la populachera y vivaracha de Laura Piscatori, la múltiple y sugerente de Isabel, y la cansada y desesperanzada de Felipe, aportan las vivencias personales enmarcadas en el dramatismo de significativas etapas.

La historia recrea los dos momentos en que Felipe V decide su abdicación y los mismos en que Isabel se lo impide. Las escenas conyugales manifiestan el carácter y personalidad de los reyes: pusilánime y apocado él, dominadora y ambiciosa ella. Los eventos del reinado, las tropelías de la corte, son vividas y sentidas por este matrimonio de una forma bien distinta y, entre ellos, bien distante.

La narración literaria se estructura en base a las citadas intervenciones de Scarlatti, quien las ofrece a su vez según la interpretación que de los hechos le ofrece Laura Piscatori; aquél venía de Lisboa, donde había sido maestro de música de Bárbara de Braganza; ésta, fue nodriza de la reina Isabel de Farnesio y "animal doméstico delante del que nadie se tomaba el trabajo de ocultar la verdad".

Las siete intervenciones del músico van dando paso a los diálogos donde se ponen de manifiesto los celos de Isabel respecto del amor de Felipe por su primera esposa (María Luisa de Saboya), la ambición por conseguir coronas para sus hijos, el dominio total sobre la personalidad de su marido; por el contrario, el rey, declina sus obligaciones en favor del vehemente deseo de retirarse, de abdicar, de  vivir feliz en La Granja o de instalarse, definitivamente, sin el peso de la corona, en el Buen Retiro madrileño.

El guion de Gala selecciona situaciones a fin de que la antítesis de las respectivas personalidades puedan hacerse más evidentes; los hechos se presentan interpretados por ese interlocutor de excepción, testigo directo o indirecto de ellos. En palabras del escritor, se trataba de mostrar "lo risible de la monarquía española; es una abdicación, en general, de un país puesto en manos de tarumbas y de deficientes mentales".

El propio autor nos confirmó que Guerin y él hicieron juntos las localizaciones para la filmación, lo que le permitiría plantear un trabajo posterior, Anónimo de La Granja, diálogo musical entre Scarlatti y Boquerini, montado por Roberto Carpio.

La realización de Guerin debía acomodarse necesariamente a los imperativos de la serie: un guion de voces en off y una iconografía palaciega; la dinamicidad vital y humana de los personajes enfrentados a la estaticidad de la arquitectura y del objeto artístico; de alguna manera, el director disfruta de la  "libertad del loro enjaulado", de modo que el resultado es, incluso brillante  dentro de la  serie, pero, respecto a su obra precedente, puro mimetismo de su propio estilo; sus antecedentes inmediatos están en Noches en los jardines de España y Sinfonía sevillana; si en éstas era la música quien debía encontrar el paralelismo o el contrapunto en la imagen granadina o sevillana, ahora es el diálogo y las voces de los personajes los que buscan su revestimiento icónico más adecuado o más funcional.

La cámara, en los interiores palaciegos, se dedica a la exploración detallada de cuadros, al análisis minucioso de lámparas y techos, muebles y antigüedades, a través de salones, dormitorios, despachos, capillas, pasillos, etc.; los primeros planos contemplan el tiempo pasado en teclas de piano y péndulos de relojes, se fijan en la pincelada de una pintura, en el ribete de un bordado, en la hilacha de un tapiz. En el exterior, el mustio jardín sucede a planos del estanque donde la flor acuática precede, por encadenado, al follaje de la espesa vegetación; la fuente, los surtidores de agua, le sirven al realizador para efectuar un juego de planificación y montaje semejante al utilizado en el programa "Intima armonía".

Interiores y exteriores se suceden ocasionalmente cuando un "zoom" repentino aproxima la fuente al dormitorio con vuelta inmediata al punto de partida; el mismo movimiento que convertirá en primer plano el plano general de una estatua movilizada artificialmente por efecto de la metáfora óptica. Precisamente, con el "zoom", se visualiza la violencia de la conversación entre personajes de la historia, de manera que violencia verbal se traduce en violencia de movimiento, a modo de traducción sinestésica; en estos casos, suele ser sobre retratos reales, sobre bustos y rostros donde la mirada de la cámara termina. Otras veces es la combinación de contrapicados sobre techos con trávelin lineales o circulares, de modo que la cámara gira sobre sí misma e inyecta vitalidad y dinamismo a lo estático; también el "zoom" sobre un objeto se acompaña en la banda sonora con el sonido del cañonazo; icono y ruido suman sus respectivas sensaciones visuales y auditivas para ofrecer un efecto sorprendente. El gran angular es recurso óptico usado para modificar con intención una imagen; el resultado, una estética voluntariamente deformada semejante a la esperpéntica producida por espejos cónca¬vos o convexos.


Aranjuez. Recordar un jardín

El guion de Antonio Gala Aranjuez. Recordar un jardín se centra en la figura de Isabel II, la de los tristes destinos; de setenta y cuatro años de vida, el escritor elige un periodo concreto que permitirá ser evocado mediante el recurso cinematográfico del "flash-back".

Nos dijo el escritor y guionista en la entrevista antes mencionada:

"con bastante delicadeza por mi parte, se dejan de contar los recuerdos de Isabel media hora antes de que fuese una puta; es por tanto la época pura de Isabel II; ella misma dice 'Ahora soy una vieja falúa'; se justifica todo lo que va a ser su vida posterior porque es desde su niñez hasta los dieciséis años (...) cuando se ponen de acuerdo en casarla y con quién casarla (...);  media  hora después de casarse  con 'La  Paqui' ya  estaba  trazado  su  destino (...); se narra la causa de ese reinado conflictivo en que el pueblo se acuesta con un gabinete y se levanta con otro, exactamente igual que la reina".

En efecto, la voz de Isabel habla de alegrías y tristezas, esperanzas e ilusiones, con otras voces masculinas y femeninas que narran, en contraste o en paralelo, la vida real en retazos subjetivos-objetivos, mientras la música sinfónica crea el ambiente regio de intimidad y distanciamiento. La cámara se pasea por el oratorio, el salón del trono, el dormitorio real, la sala de cerámicas, el comedor de gala, el salón de baile, el de los espejos, el de los abanicos. El color de la serie ofrece contraste de matices, antítesis de tonalidades que se patentizan en verdes y amarillos propios de jardines y fuentes otoñales: Príncipe, Apolo, Ceres, Diana, Espinario, Neptuno, Boticaria.

El estilo cinematográfico de Guerin resulta, respecto a sus propios antecedentes, enfático, reiterativo, manierista; la mayor parte de los movimientos de cámara son susceptibles de ser codificados en un reducido sistema:

a) trávelin horizontales lentos y audaces que desde el exterior se adentran en el edificio y acaban en un primer plano de la lámpara; el mismo movimiento se repite hacia la escalera, de modo que mientras explora espacio decorativo, "hace" tiempo; la cámara acabará saliendo violentamente por la ventana. b) movimientos de cámara que invariablemente tienden a mirar, mostrar o acabar en el techo (en argot profesional "chutando a techo"). c) trávelin circulares y "zoom" sobre elementos decorativos para que la cámara termine girando sobre sí misma varias veces. d) encadenado donde el paisaje representado en el tapiz funde con el verdadero y real. e) primeros planos y planos detalles para realizar la anatomía de un cuadro, de una estatua, de un tapiz, de una fuente.
    
Imágenes y voces se contraponen ofreciendo, en contraste, el  presente y el pasado, la Historia que todavía "es" en los objetos y "fue" vestigio del humano, la naturaleza  representada en los jardines y la Historia concentrada, posada, en interiores. Las imágenes de Guerin son "ilustraciones" al texto de Gala con divorcio completo entre ambas; no hay ni paralelismo ni contra¬punto.

El manierismo del realizador recuerda al Resnais de El año pasado en Marienbad, aquel que ofrecía filmados "los pasillos interminables que sucedían a otros pasillos", aquel que hacía girar la cámara sobre la estatua hasta confundir al espectador y obligarle a dudar si era aquélla la que giraba y se movía.

(El lector interesado puede visionar La Granja. Las abdicaciones, pinchando aquí; y Aranjuez. Recordar un jardín, pinchando en este enlace).


Ilustración: Imagen del cineasta Claudio Guerin Hill.

Próximo capítulo: Antonio Gala, guionista de películas y programas de televisión dirigidos por Claudio Guerin. Dramáticos para TVE: Ricardo III. Hamlet (VI)