Habrá que pensar que si Griffin Dunne pasa a la historia del cine, tal vez no sea como actor, su primera ocupación, sino como productor (con títulos como Jo, qué noche), o incluso en la de director, en la que se estrena con esta Adictos al amor, una comedia romántica de sabor agridulce que se convierte casi en un drama, a poco que se rasque en la superficie de la historia teóricamente amable que nos cuenta. Porque el nudo gordiano, la relación entre dos amantes frustrados que deciden espiar y hacer la vida imposible a los novios que los dejaron tiene mucho de triste antes que de festivo, de amores no correspondidos que encuentran refugio, casi sin quererlo ni saberlo, en el secreto compañero en esa afición poco declarable del voyeurismo y, aún peor, de hundir al prójimo antes amado, ahora odiado.
En esta película melancólica a pesar de su presunta vena de comedia, Dunne demuestra que tiene inventiva y sentido cinematográfico, como en la bellísima escena de Matthew Broderick pintando de blanco la pared en la que se proyecta la imagen desprevenida de su amada espiada, puro cine, aunque también comete en otros momentos errores de novato. Con todo, el conjunto es estimulante y descubre a un cineasta que puede tener mucho que decir, a poco que le dejen.
Adictos al amor -
by Enrique Colmena,
May 09, 2001
3 /
5 stars
Casi un drama
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