Además de los directores reputados como “autores”, que suelen gozar de gran predicamento entre la cinefilia, hay otro tipo de directores que nunca han tenido ese marchamo pero que, ciertamente, tampoco les hizo falta. Fueron (y son, porque la figura sigue existiendo hoy día, afortunadamente) cineastas seguros, fiables, generalmente muy hábiles para montar todo tipo de historias, por diversas que estas sean, con gran sentido cinematográfico y que, a la chita callando, consiguieron enhebrar filmografías de lo más interesante.
Uno de los casos paradigmáticos de estos buenos profesionales que no fueron considerados genios, ni falta que les hacía, fue el gran Richard Fleischer, el realizador neoyorquino de filmes tan notables como 20.000 leguas de viaje submarino (1954), Los vikingos (1958), Impulso criminal (1959), El estrangulador de Boston (1968), El estrangulador de Rillington Place (1971) y Soylent Green. Cuando el destino nos alcance (1973), entre otros, demostrando una sorprendente versatilidad para todo tipo de géneros, desde la aventura al thriller, pasando por la ciencia ficción y el cine histórico.
Suya es también esta apreciable biografía de Barrabás, el recluso que fue puesto en libertad alternativamente a Jesús de Nazaret. En la película, aparte de los hechos bíblicos de todos conocidos, se nos narra cómo a lo largo de varias décadas la fe cristiana va calando en este hombre, un delincuente común redimido por la religión.
El vigor de Fleischer se deja sentir en una puesta en escena poderosa, con el potente ritmo marca de la casa, y el notable reparto hace el resto, desde un Anthony Quinn en plena forma, en uno de esos personajes esquinados (en este caso el protagonista de la historia) que él sabía bordar como nadie, hasta el exquisito Vittorio Gassman, la sensual Silvana Mangano, o el habitual villano Jack Palance, además de un Arthur Kennedy al que le toca apencar con el personaje siempre odioso de Poncio Pilatos, el paradigma del tipo que se lava las manos para no ensuciarse con una decisión trascendente; en su caso, literalmente, dando lugar a la famosa frase hecha...
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