Los vikingos

Kirk Douglas interpreta en esta película el papel de un feroz vikingo, en permanente guerra con el monarca británico de la época. En una de sus incursiones se da de bruces con el mismísimo rey inglés y su hermosa esposa.

Con esta peripecia mitad mítica, mitad aventurera, Richard Fleischer, que tiene un lugar en el cine por filmes espléndidos como El estrangulador de Boston, realizaría una muy apañada película, en la que no renunció a dar una visión contradictoria de las luchas entre dos pueblos próximos, una (triste) constante en la Historia del Mundo.

El formidable reparto hizo el resto; además de Douglas (en su mejor momento, en los años que hizo filmes como Senderos de gloria, Duelo de titanes o El último tren de Gun Hill) y de Tony Curtis, que volverían a trabajar juntos unos años después en la mítica Espartaco, de Stanley Kubrick, aparece Janet Leigh, otra estrella de leyenda, la inolvidable heroína de Psicosis, y el duro y bragado Ernest Borgnine, uno de los más correosos (y longevos) secundarios del cine yanqui.