A veces hay películas que tienen su mejor baza en la sencillez de su exposición, la claridad del mensaje (sin caer en la tesis ni en la moralina) y la austeridad de su planteamiento. Este Buenas noches, y buena suerte es un buen ejemplo de ello. Narra, desde un "flash-back", los tensos y verídicos años en los que el director de informativos de la CBS, contra toda esperanza, se enfrentó al omnipotente senador McCarthy, presidente del Comité de Actividades Antiamericanas, foro institucional de inmenso poder desde el que dirigió una nefasta cruzada en la que, acusando de comunistas a tirios y troyanos, provocó una conmoción desconocida en un país que tiene a gala ser el instaurador de la democracia moderna, desde la ya tan lejana Declaración de la Independencia de George Washington.
Angustiados por el crecimiento del bolchevismo en el mundo al finalizar la Segunda Guerra Mundial, muchos políticos, y entre todos ellos el senador McCarthy el principal, desataron una auténtica caza de brujas que se cebó especialmente en Hollywood y las televisiones. Edward Murrow fue uno de los pocos que se enfrentó abiertamente al inquisidor, haciendo valer las libertades civiles, en una lucha desigual que sorprendentemente ganó el periodista, a base de tesón, no arredrarse y aguantar el tirón donde otros muchos se arrugaron.
Clooney, en su segundo filme como director, se dedica a mostrar los hechos, con una austeridad espartana, sin apenas dar espacio a segundas líneas argumentales (prácticamente nada sabemos de la vida personal del protagonista, ni del resto de personajes), centrándose exclusivamente en la lucha desigual de este David que batió a su Goliath con la metafórica honda de las libertades civiles, despertando a un país aterrorizado por un político que, con la excusa de proteger la nación, estaba haciendo polvo sus cimientos básicos.
Filme sencillo cinematográficamente hablando, pero durísimo en cuanto a su contenido, sin por ello caer en ningún tipo de tremendismo, nos descubre a un cineasta sensible y comprometido que desmiente el tópico de que la belleza (estamos hablando de George Clooney, no sé si me explico...) está reñida con la inteligencia.
93'