CINE EN PLATAFORMAS
ESTRENO EN MOVISTAR+
Confesamos (humanos que somos...) que cuando vimos que Javier Fesser había hecho un continuación de su éxito comercial y crítico Campeones (2018), pensamos que el afamado director, guionista, director de spots publicitarios y productor había optado por la vía fácil de prolongar el éxito de aquel film (3,3 millones de espectadores nada menos; fuente: web del Ministerio de Cultura), lo que generalmente evidencia haraganería y pocas ganas de hacer cosas nuevas. Pero los prejuicios son casi siempre malos, como nos ha demostrado la visión de esta Campeonex, que no solo no es una mera continuación de la primera de la serie, sino que tiene entidad por sí misma, dando un giro de timón sobre la historia inicial, aunque se juegue la partida con cartas parecidas (los actores con distintas capacidades, para llamarlo con la jerga actual).
La historia arranca durante el partido de baloncesto en el que se dirime la final del campeonato de España para jugadores con discapacidades; uno de esos equipos es el de Los Amigos, el mismo que en Campeones quedaba (atención: ¡spoiler!) subcampeón. Aquí el partido parece que va a ser perdido por nuestros amigos, momento en el que el hermano de uno de los jugadores, Sergio, un quinqui de medio pelo, que humilla y utiliza a su hermano para sus fines poco legales, le propone robar las medallas del campeonato, creyendo (él también debía tener un ladrillazo dado...) que eran realmente de oro. Lo hacen, y con ello Los Amigos, que finalmente han conseguido ganar el partido, quedan descalificados al conocerse que uno de ellos ha robado las medallas; el equipo, además, es inhabilitado para jugar durante dos años. Transcurrido ese tiempo, Julio, el anciano director del centro donde entrenaban Los Amigos, pone en marcha de nuevo el equipo y contrata a Cecilia, una chica recién salida de la universidad que va a hacer las prácticas allí, una chica a la que todos rehúyen porque dicen que es gafe. Cecilia tendrá que buscar uno a uno a los integrantes del equipo para reunirlos de nuevo, pero cuando llega a inscribirlos, un error entre informático y humano hace que lo haga dentro de la modalidad de... atletismo.
Decíamos que Campeonex es y no es, a la vez, continuación de Campeones. Lo es porque el equipo de chicos y chicas con discapacidades es prácticamente el mismo, pero la historia va por otro camino. Así, aquí la entrenadora tendrá que luchar contra el prejuicio de sus compañeros, que la tienen por gafe, pero también con su propia autoestima, con frecuencia por los suelos, teniendo alguna que otra vez la tentación de abandonarlo todo y meterse (metafóricamente hablando...) debajo de la cama para el resto de su vida; la línea argumental central, que no será otra que la improbable posibilidad de que este equipo de entrañables discapaces ganen un torneo relacionado con el atletismo (además, contra atletas sin discapacidades –visibles, al menos...--), estará también firmemente unida al proceso de redención de Sergio, aquel al que su hermano botarate llevó por mal camino, y cuya reintegración al grupo supondrá una apuesta por el perdón sin dobleces. Y el giro de guion que se establece cuando el campeonato de “eSports” al que se apunta el equipo incluye una doble disciplina, virtual, a través de vídeojuegos, y física, a través de pruebas de resistencia en carrera, resulta ciertamente un hallazgo, consiguiendo una media hora final de un ritmo frenético, con un vibrante pulso narrativo que ya quisiera para sí más de un divo de la dirección de Hollywood.
La película fluye con intensidad, sin dar respiro, sin recurrir (como tan habitual es) a cualquier cosa con tal de captar la atención del espectador. Incluso algunas de las líneas afluentes, como la de la hermana de Brianeitor, que en principio parece un tanto pillada por los pelos, resulta después convincente y da mucho juego en el desarrollo de los acontecimientos y en su desenlace. Por cierto, todo un hallazgo el de Brianeitor, una de las novedades de esta Campeonex, un chico de 21 años afectado desde su nacimiento de atrofia muscular degenerativa con espina bífida, lo que resulta en una dependencia del 87%, a pesar de lo cual es uno de los más reputados “streamers” y “youtubers” españoles, talentoso creador de contenidos en el proceloso mundo de los videojuegos en línea, en los que es una auténtica figura.
Hay muchas oportunidades de reírse, siempre “con” los chicos, nunca “de” los chicos, de reírse con su desarmante y simple sentido común, aunque a veces ese sentido común no sea el sentido real de las cosas tal y como las entendemos los demás.
Película hecha sin apelar nunca al chantaje emocional (como no lo hacía tampoco Campeones), gusta que, lejos del gazmoño puritanismo habitual cuando se habla de chicos con discapacidades (como si fueran niños, y no adultos con todas sus consecuencias), aquí haya lugar para algunos gags con su punto de picante en lo tocante al sexo, siempre desde un punto de vista humorístico, bien traído en el contexto de la historia.
Fesser filma, como es habitual en él, sin subrayados ni florituras: va al grano, a contar su historia, con un guion bien armado y construido, escrito a cuatro manos por el propio director y la actriz Athenea Mata. Los intérpretes todos muy bien, muy frescos: entre los profesionales, nos ha gustado mucho la protagonista, Elisa Hipólito (hija del gran Carlos Hipólito: ¡de casta le viene a la galga!), que hace toda una creación de su personaje de entrenadora con fama de gafe; también el veteranísimo y estupendo Juan Margallo está muy bien; de los actores y actrices no profesionales, todos chicos y chicas con discapacidades varias, nos quedamos con el mentado Brianeitor, cuya capacidad interpretativa se limita forzosamente a los gestos de su cara, pero que él utiliza con habilidad para transmitir las diversas emociones y sentimientos de su personaje.
(06-09-2023)
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