Pelicula:

Esta película está disponible en el catálogo de Netflix, Plataforma de Vídeo Bajo Demanda (VoD).


La veta abierta por Cube (1997), el seminal film del canadiense Vincenzo Natali, sigue dando frutos. De aquella película claustrofóbica en la que una serie de personas despiertan en una estructura cúbica sin saber qué hacen allí, han surgido otras producciones audiovisuales que han explorado variantes, o simplemente se han inspirado en la idea original para después tomar su propio derrotero.

Algo así pasa con esta Círculo, cuyo primer parentesco con Cube es precisamente su evidente modestia económica: la película está hecha en un único escenario, que se adivina un decorado “ad hoc” en un estudio, o quizá una nave del extrarradio; solo hay una salida de la cámara al exterior, en una escena que no dura más de un minuto, y se rueda con imágenes urbanas normales y corrientes (sí, y un añadido de CGI más bien zarrapastroso...). Los actores son todos manifiestamente desconocidos, aunque son un tropel de ellos (50 en total, no todos con frase). El equipo técnico también está compuesto por gente más bien desconocida, y el hecho de que haya casi más productores que técnicos confirma que aquí ha puesto dinero (poco) hasta el apuntador.

La historia arranca directamente en lo que parece una gigantesca estancia, totalmente a oscuras salvo una zona central iluminada en la que están situados, de pie y sin embargo aletargados, un total de 50 personas. Cada una de ellas está colocada sobre un pequeño círculo rojo de menos de un metro de diámetro; cuando despiertan, uno tras otro, se dan cuenta de que no pueden salir de esos pequeños círculos so pena de ser liquidados físicamente por un medio desconocido pero infalible. Cada dos minutos, en el centro de la estancia, una gigantesca (y siniestra...) variante de la ruleta de la fortuna gira y se detiene, y en ese momento uno de los cincuenta cae fulminado. Pronto se dan cuenta de que todos ellos pueden votar por quién será el próximo liquidado, y entonces todo empieza a cobrar un aspecto distinto: el objetivo último será salvar la propia vida...

Las carencias económicas de Círculo, ciertamente, no son relevantes, porque lo importante es cine es el resultado, y en este caso se puede decir que este ha sido interesante. Como en Cube, aquí también los personajes tendrán que desentrañar por qué están allí y, sobre todo, qué hacer para intentar preservar la propia vida, o quizá la de aquel o aquellos que por determinadas razones, quizá obvias, quizá no tanto, deberían ser objeto de salvación.

Estamos entonces ante un drama de supervivencia, que presentará el amplio caleidoscopio por el que el género humano, desde que lo es, pretende distinguir a algunos de sus elementos de otros, como si algunos fueran más útiles, o más importantes, o simplemente deban sobrevivir para asegurar el mantenimiento de la especie. De esta forma, en los argumentos que los cincuenta del círculo se darán entre sí habrá lugar para toda clase de odios, fobias y rencores, resentimientos varios y envidias, sin obviar otros sentimientos que hunden sus raíces en cuestiones probablemente más psicológicas que otra cosa: racismo, homofobia, xenofobia, gerontofobia... el abanico es amplísimo, y los directores Hann y Miscione se aplican a que salga a la luz toda la basura de la especie, toda la inmundicia que hemos ido acumulando durante milenios, todo el detritus de nuestras propias razones para el sálvese quien pueda, pero también para hundir al vecino por ser negro, o chino, u homosexual, o mujer, o viejo.

Hann y Miscione, que trabajan generalmente juntos, hicieron anteriormente una miniserie, igualmente (o aún más...) escasa en medios económicos pero también argumentalmente muy peculiar, titulada The vault. Miscione, además, ha ejercido como productor, guionista y director de algunos episodios de la serie Dark/Web, así que es evidente el tipo de cine y televisión por el que sienten interés estos cineastas.

Porque Hann y Miscione, que cuentan sus historias siempre en escenarios y paisajes extraños, generalmente claustrofóbicos y/o cibernéticos, realmente a lo que aspiran es a retratar al ser humano, a sus muchas miserias y pocas grandezas, como ocurre en este film de ritmo trepidante (el período de dos minutos entre cada nominación lo favorece, claro está), y donde podremos asistir al agudizamiento de la astucia de los cincuenta desprevenidos tipos convocados “velis nolis” al círculo del título, de donde solo saldrán con los pies por delante (aquí es más bien “por detrás”, pero es por pura cuestión logística de retirar los fiambres del círculo...) o sobreviviendo contra toda esperanza.

Formalmente, la situación única planteada la resuelven los directores con ingenio, a base de una astuta mezcla de primeros planos, planos medios y generales, con una buena labor de montaje que permite obviar la (inevitable) reiteración visual de un solo escenario y una única historia  contada en tiempo real.
 
Película ciertamente pesimista, es evidente que los directores y guionistas no tienen mucha fe en el género humano, y menos aún en la resolución de la historia dentro del círculo, absolutamente descorazonadora. Por supuesto, el epílogo final, tan simple y pedestre, no está a la altura de la hora y media anterior, pero es que en puridad la explicación al enigma que se despliega desde el principio sobre qué hacen esas cincuenta almas en el círculo y por qué cada dos minutos ha de caer uno de ellos, da realmente igual: para Hann y Miscione lo importante es lo que sucede entre el comienzo y el momento anterior al epílogo.

Los intérpretes, todos desconocidos como queda dicho, están correctos, ajustándose a los roles que les han sido adjudicados. El film, en su conjunto, interesa por su originalidad y por la forma de plantear las relaciones entre los (futuros) interfectos y cómo estos irán cayendo y las razones (o sinrazones) de ello.

(12-05-2020)


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87'

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Círculo - by , May 12, 2020
3 / 5 stars
¡Sálvese quien pueda!