Pelicula:

Disponible en Netflix.

Rebecca Hall (Londres, 1982) es una actriz británica de largo recorrido. Ha estado como tal en títulos de cineastas relevantes en las dos últimas décadas, como El truco final (El prestigio) (2006), de Christopher Nolan, Vicky Cristina Barcelona (2008) y Día de lluvia en Nueva York (2019), ambas de Woody Allen, El desafío (Frost contra Nixon) (2008), de Ron Howard, y La promesa (2013), de Patrice Leconte, entre otras. Nos parece que es una actriz que escoge bien los proyectos en los que interviene, con eclecticismo y versatilidad. Mujer inquieta, se ha iniciado recientemente en la producción, y ahora lo hace también en el guion y la dirección con esta apreciable Claroscuro que, sin embargo, nos ha resultado un tanto insuficiente.

La película se basa en la novela Passing, publicada en 1929 por la bibliotecaria y escritora Nella Larsen, autora de una corta pero muy interesante carrera, mestiza escandinavo-afrocamericana, y se ambienta en los años veinte en Nueva York. Conocemos entonces a Irene, una mujer de raza negra pero de piel bastante clara, que vive en Harlem aunque con un nivel de vida elevado para la época, dado que el marido ejerce como médico; ella misma se dedica a obras de beneficencia relacionadas con las personas de su raza. Por su piel clara gusta de pasear y tomar el té en establecimientos que en la todavía muy racista Gran Manzana no aceptarían a una persona de raza negra. En una de estas ocasiones se reencuentra con Clare (el nombre no es casual, desde luego...), antigua amiga íntima de su infancia y juventud, también afroamericana pero de piel y aspecto aún más blancos que los de Irene. Ambas hacen buenas migas, aunque Irene es reticente cuando conoce al marido de Clare, John, que resulta ser un abyecto racista que, sin embargo, desconoce que él mismo está casado con una mestiza afroamericana. Clare, sin embargo, se siente a gusto con su antigua amiga, y pronto, a pesar de las largas que le da Irene, se convierte en una presencia habitual en la vida de la protagonista...

El título original de la novela y la película, Passing, alude a un fenómeno que tuvo gran importancia en los primeros años del siglo XX en Estados Unidos, lo que se conoció como “pasar la línea”, fenómeno por el cual personas con parte de su sangre negra pero apariencia blanca buscaron reconocimiento social en otro grupo racial (vale decir los blancos de origen europeo), lo que suscitó fuerte controversia pública e imposiciones legales como la regla conocida como “One-drop rule”, “la regla de una gota”, por la cual toda persona que tuviera una sola gota de sangre negra (por alguno de sus ascendientes) se consideraba,  a todos los efectos, como una persona negra, con cuanto ello conllevaba en aquellos tiempos de segregación y discriminación por razones de raza.

La propia directora, Rebecca Hall, es “cuarterona”, como se denomina a las personas que tienen una parte de sus antepasados de sangre africana, lo que parece evidente la ha motivado especialmente para llevar a la pantalla la adaptación de la novela de Larsen. Sin embargo, nos parece que Hall se ha quedado más en los detalles que en el fondo de la historia: es cierto que los dos personajes centrales, Irene y Clare, ambas con apariencia europea (más la segunda que la primera), mantienen una relación inicialmente de cordialidad por la adolescencia en la que convivieron estrechamente, pero también de reticencia de la primera cuando observa que Clare se introduce sin ambages en su vida, con peligro para su relación conyugal y materno-filial. Pero ese meollo, esa almendra de la historia, con sus derivadas correspondientes de racismo soterrado por parte de los (escasos) blanquitos de la película, queda difuminado por un tratamiento que nos ha parecido excesivamente estetizante, con un blanco y negro (elección cromática muy apropiada en este caso, dicho sea de paso) muy bonito, muy matizado, pero dando la sensación de que prioriza el continente al contenido, buscando más la exquisita recreación de una época que profundizar sobre su tema, en el fondo quizá una reflexión sobre el color de la piel y el racismo.

Bien ambientada, con gusto, el uso de un “aspect ratio” (“relación de aspecto”, las proporciones entre alto y ancho de la imagen en pantalla) casi cuadrado (1.37 : 1) le confiere una acertada sensación de película antigua, incluso clásica; sin embargo la historia nos parece un tanto desvaída, no termina de convencer, y cierto rebuscamiento en algunos planos tampoco ayuda a despejar la duda de si no estamos ante un ejercicio estético antes que dramático.

Buen trabajo de los intérpretes, en especial las dos protagonistas, Tessa Thompson y Ruth Negga, pero también del actor que interpreta al marido de la primera, André Holland.

(26-12-2022)


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98'

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Claroscuro - by , Dec 26, 2022
2 / 5 stars
Más continente que contenido