Pelicula:

Joan Micklin Silver (1935-2020) fue una reconocida directora y guionista de cine, además de realizadora de televisión y autora teatral, entre otros cometidos artísticos. Su obra giró en su gran mayoría sobre sus orígenes judíos (sus padres fueron inmigrantes hebreos rusos que se asentaron en Estados Unidos antes de la Revolución Soviética) y sobre esa comunidad étnica en los USA. Su película Hester Street (1975) fue un pequeño gran acontecimiento tanto de crítica como de público, con una recaudación en el mercado USA-Canadá que multiplicó por 14 su exiguo presupuesto de película independiente, casi “underground”.

Cruzando la calle mantiene el asunto judío en su eje, si bien la trama discurre más por los senderos de las dramedias románticas. Isabelle, más conocida por sus amigos y familiares como Izzy, es una chica treintañera que vive en Nueva York, donde trabaja en una librería en la que se relaciona con gente de apreciable nivel intelectual. Pero su abuela, chapada a la antigua, está obsesionada con buscarle un buen marido a su nieta, temiendo que esta se quede soltera. Con el concurso de una casamentera, ambas le preparan, sin que Izzy lo quiera ni lo sepa, una cita con Sam, propietario de una tienda de pepinillos; pero la chica no se siente precisamente impresionada por el pretendiente, acostumbrada a tratar a otro tipo de hombres más refinados...

La película mezcla, como decimos, la tradición “jewish”, judía, con cierta modernidad: así, la protagonista es una soltera que lo es de forma voluntaria, perfectamente feliz con su existencia, su vida neoyorquina donde alterna con la flor y nata cultural de la ciudad a través de su privilegiado trabajo en una librería de prestigio. La aparición de un posible amor por presiones exógenas (de su abuela, pero también de la casamentera que, sin conseguir citas matrimoniales efectivas, se siente frustrada) será para ella como una invitación a abandonar su zona de confort, pero también, quizá, la oportunidad de vivir otras experiencias sin por ello tener que abandonar su agradable existencia.

Podría decirse entonces, haciendo una cierta metáfora, que Cruzando la calle sería una especie de historia de amor al modo “kocher” (ya saben, la comida hecha con arreglo a las normas judías), una dramedia ciertamente agradable pero que tampoco se aparta demasiado de los estereotipados senderos del “chico-conoce-chica”, etcétera, aunque en este caso es al revés, “chica-conoce-chico”, para después terminar conforme a lo habitual en este cliché, como cabía esperar. Es una película en ese sentido inofensiva, cuya peculiaridad estriba mayormente en desarrollarse en buena medida dentro de los ambientes judíos neoyorquinos, pero no en los que podríamos llamar ortodoxos (hablamos de los llamados “jasídicos”, los tópicamente vestidos siempre de negro y con trencitas o tirabuzones en el pelo), sino en los mucho más mundanos y cosmopolitas que ha popularizado, por ejemplo, Woody Allen.

Con algunas escenas verbalmente subidas de tono (como la de la mujer que habla con notable desparpajo de la felación que le hizo a su pareja), pero en general manteniendo ese tono de película burguesa que no ofende a nadie (a estas alturas, pero tampoco “en aquellas alturas”, a finales de los ochenta), Cruzando la calle no ha envejecido mal, dejándose ver con agrado, y sigue manteniendo ese cierto tono de peli que combina con razonable éxito los toques tradicionales con los modernos, lo conservador con lo innovador, aunque al final lo que prevalezca (como casi siempre en el cine romántico, claro...) sea el amor.

Amy Irving, que fuera la primera esposa de Steven Spielberg, tuvo una primera parte de su carrera en la que pareció que se iba a convertir en una estrella, con films como Carrie, La furia (ambas de Brian De Palma), Micki y Maude (de Blake Edwards), Desmontando a Harry (de Woody Allen) y Traffic (de Soderbergh), para, a partir de este siglo XXI, evaporarse progresivamente en productos de muy corto vuelo. Aquí funciona bien, con una calculada dosis de chica moderna que, sin embargo, siente la llamada del amor, aunque sea a través de unos métodos anticuados que no le gustan nada. Peter Riegert, el galán, está correcto, aunque desde luego no parece que provoque ningún arrebato pasional, ni en Izzy ni en nadie... Del resto citaremos al holandés Jeroen Krabbé, por aquel entonces con cierta fama, sobre todo en Europa, que le sirvió como trampolín para lanzarse a la aventura americana.

(08-02-2023)


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97'

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Cruzando la calle - by , Feb 08, 2023
2 / 5 stars
Historia de amor al modo "kocher"