Pelicula:

Hugh Wilson fue un guionista, productor y director norteamericano que gozó de cierto predicamento en el cine USA de los años ochenta y noventa, fundamentalmente por su divertida sátira Loca academia de Policía (1984), que inició una larga lista de secuelas, ninguna de las cuales dirigió, lo que ciertamente le honra, porque no se dedicó a estirar como chicle aquel venero encontrado con una comedia en la que los aspirantes a agentes de la ley ponían la comicidad, casi siempre con un humor físico, aunque también con el llamado “nonsense” o humor de tontos. Además de este film, Wilson obtuvo al menos un par de éxitos populares más, Tess y su guardaespaldas (1994), desigual duelo entre Shirley MacLaine y Nicolas Cage (el cinéfilo puede imaginar quién ganaba de calle...), y esta El club de las primeras esposas (1996), que se convirtió en un pequeño acontecimiento desde el punto de vista del rendimiento en taquilla, recaudando, solo en el mercado USA-Canadá, más de 180 millones de dólares, cuando el menguado presupuesto no llegaba ni a los 30.

La acción se desarrolla en su momento histórico, a finales del siglo XX, en Nueva York. Inicialmente vemos un prólogo con cuatro jóvenes veinteañeras, en su graduación universitaria en 1969, cuando se prometen seguir siendo amigas para siempre. Inmediatamente damos un salto temporal hasta mediados de los noventa; una de esas entonces jóvenes, ahora ya mujer madura, Cynthia, víctima de una grave crisis depresiva, se lanza al vacío desde una terraza. La luctuosa noticia llega a las otras tres mujeres, que se aprestan a ir al funeral. Conocemos así a Annie, mujer de escasa autoestima, que sigue enganchada a su ex, creyendo que aún es posible la reconciliación, y de vez en cuando se acuesta con él; también sabremos de Elise, actriz de Hollywood obsesionada con todo tipo de arreglos para mantenerse como si tuviera 25 años y no el doble; cuando su cirujano plástico pone reticencias a lo que le pide, le espeta que en el cine americano solo hay tres papeles para mujeres: bombón, fiscal del distrito o "Paseando a Miss Daisy"; y ella quiere seguir haciendo de bombón, claro...; y Brenda tiene un ex con novia jovencísima (quizá demasiado...) y un hijo adolescente que se va a iniciar, a regañadientes, en los ritos del judaísmo para pasar de niño a hombre. Elise también se está divorciando del marido, que le va a sacar los cuartos al ser ella la que aportaba mayor volumen de ingresos y de patrimonio a la pareja. Las tres se dan cuenta de que pueden aunar esfuerzos para así ser más fuertes y poder enfrentarse a los exmaridos, no se sabe muy bien si por justicia o por venganza (ambos platos sumamente satisfactorios, por supuesto...).

La película empieza muy bien, con unos exquisitos créditos con dibujos femeninos al estilo de los años sesenta, con un elegante punto pop. Después ya no sigue tan bien, aunque tendrá sus cositas...

Sobre la novela homónima original de Olivia Goldsmith, que también fue actriz, y de la que se han hecho posteriormente otras dos adaptaciones, una en formato de TV-movie (en 2016), y otra como serie televisiva (en 2019), Hugh Wilson presenta este agradable aunque no precisamente estiloso juguete cómico sobre lucha de sexos, un poco feminista a su manera. Las historias de las tres mujeres se van alternando, a la par que vemos los momentos en los que coinciden, mayormente mientras van fraguando sus nada soterradas venganzas contra sus ex. Tiene la película algunos valores evidentes, como el hecho de reírse de sí misma, y también que las actrices protagonistas, ya maduritas, a través de sus personajes, acepten hacer lo propio; así, es evidente que el rol de Goldie Hawn está claramente inspirado en ella misma, una actriz que ya en aquella época se había hecho de todo para seguir aparentando la misma edad que tenía cuando ganó el Oscar por Flor de cactus, 26 años atrás; Bette Midler se ríe de su edad y de sus kilos de más, y Diane Keaton de su personaje cinematográfico de eterna mujer insegura y balbuciente. Tiene también cierto buen pasar como comedia de enredo, con algunas secuencias, como la de la exploración de la vivienda de uno de los ex a la busca de documentos comprometedores, que resultan simpáticas aunque no sean un prodigio de realización; eso sí, la escena del brusco descenso de las tres pánfilas en el artilugio de limpieza de las ventanas resulta muy impactante. Pero aparte de ello parece claro que Wilson distaba mucho de ser un director estiloso, siendo más bien un cineasta impersonal que ponía en escena de forma estándar, por no decir rutinaria.

A destacar algunas escenas que en su momento fueron “lo más de lo más”, como la de las tres exesposas en el club lésbico, que entonces debió parecer de lo más osado, aunque cuando se escriben estas líneas, en la tercera década del siglo XXI, resulte enternecedora su (ahora nula) vocación de provocar. Entre las notas a citar en su debe, además de lo comentado, estaría la excesiva palabrería que se gastan en la película, en especial en las escenas en las que las tres protagonistas comparten plano, con algún ataque de histeria que resulta más bien insoportable; en ese aspecto es Diane Keaton la que se pasa tres pueblos, con un personaje ciertamente aborrecible, con tantas dudas y tantos grititos. A Midler y Hawn las vemos más ajustadas a sus personajes, menos cargantes que la antigua musa de Woody Allen. En el resto del reparto cabría citar a algunas estrellas en ciernes, como Sarah Jessica Parker, unos años antes de saltar a la fama con su mítico serial Sexo en Nueva York, pero también una veterana secundaria como Stockard Channing, la inolvidable Rizzo de Grease. Los actores, aquí, son todos meras comparsas, sin personajes de verdadera entidad.

(04-03-2023)


El club de las primeras esposas - by , Mar 04, 2023
1 / 5 stars
Bombón, fiscal del distrito o "Paseando a Miss Daisy"