Esta pelÃcula es la más clara demostración de cómo el cine americano se hace a base de recetas encaminadas al éxito, ya que no hay más que mezclar fórmulas que anteriormente lo demostraron para hacerlas efectivas nuevamente.
La cinta no es más que una secuela de Instinto básico, cambiando algunos términos de un film a otro, y tiene elementos parecidos a otras pelÃculas anteriores, como el erotismo de Nueve semanas y media (curiosamente la protagonista es también dueña de una galerÃa de arte), o el doble final del film de Billy Wilder Testigo de cargo.
Éstas no son más que claves para cinéfilos, ya que los fans defensores de Madonna verán la pelÃcula por su Ãdolo pretendidamente convertida en actriz, ya que aquà no canta, asà como en sÃmbolo erótico.
La historia va en defensa de la familia, aunque parezca paradójico, como ocurrÃa con Atracción fatal o La sombra del testigo, por citar tan solo algunos films, ya que aquà una vez más se avisa del peligro que se puede correr al tener relaciones extramatrimoniales con el consiguiente riesgo de destrucción de la familia.
La dueña de una galerÃa de arte es acusada de asesinato al hacer el amor con un millonario con problemas cardÃacos, que le deja 8 millones de dólares en su testamento. El abogado defensor tratará de demostrar su inocencia al tiempo que cae en sus redes sexuales y sadomasoquistas.
El film alterna las escenas de las sesiones judiciales con las de cama, envueltas en el celofán de una sofisticada fotografÃa, melodiosa música para el correcto trabajo de Willem Dafoe o Joe Mantegna, frente al exhibicionismo de Madonna o las cualidades técnicas de la puesta en escena de Uli Edel.
95'