En 1964, el poeta, teórico y cineasta italiano Pier Paolo Pasolini, realiza un film sobre la vida de Cristo, El Evangelio según San Mateo, obra indudablemente importante en la carrera de su autor, en el cine moderno, y la abundante filmografía sobre Jesucristo.
Para un marxismo dogmático esta película (hecha por un marxista) es un producto reaccionario, ya que da validez a la figura de Cristo al presentarlo como hombre revolucionario, como hombre del pueblo y como figura perfectamente encajable en la problemática de nuestros días. Y para un catolicismo rígido esta película es negativa al presentar ese Cristo reivindicatorio, impugnador, de izquierdas, una figura que da al traste con la histórica e inacabada alianza de la Iglesia con el poder. Acaso la clave de esta inaceptación sea que El Evangelio según San Mateo es obra para abiertos, es película para hombres que huyen de banderismos y buscan el diálogo.
Cinta discutida y discutible, se corre el peligro de enfocarla desde dos posturas extremas: bien considerarla como producto de una situación colectiva muy concreta (distensión católica-marxista, apertura con Juan XXIII…) de la que Pasolini ha sido mero portador, o bien considerarla como un capítulo más de la obra pasoliniana, como un elemento más enriquecedor del discurso poético de este autor. Pero ambas perspectivas expuestas olvidan que la mayor virtud del film sea congeniar las dos tendencias: Pasolini, como hombre, como artista comprometido con su situación y su cultura, da su versión personal de la figura de Cristo. Ahí está su virtud, ahí también, acaso, su limitación.
En este El Evangelio según San Mateo nos encontramos ante una estética renovadora, que encaja perfectamente en la estilística anterior del director; con su gusto por el submundo proletario y su poética desesperada, con su visión agónica de una situación injusta que se perpetúa en la sociedad de Cristo y en la de nuestros días, Pasolini quiere que conozcamos su violento, impulsivo, revolucionario Jesucristo. Un Jesucristo que viene a romper los moldes habituales en donde se había encasillado su figura, un Jesucristo personal, fuera de las versiones tradicionales, a las que estábamos acostumbrados. No es aquí el pacificador, no es el mártir pasivo, sino el líder y el portavoz de una clase oprimida, desarticulada por el poder y su represión.
Obra que predispone al diálogo y al intercambio, es una muestra de la madurez de su autor, y sobre todo es exponente de la visión de un Cristo que se nos ha querido escamotear, silenciar, acallar, lógicamente porque no corresponde al cliché acomodaticio y funcional que casi siempre se ha hecho de su figura, por parte precisamente de la sociedad cristiana. Por eso es un film positivo, por eso hay que considerarlo como avance en el difícil camino de la apertura y la sinceridad que se está llevando a cabo por el cine, las artes, la cultura de nuestros días.
El Evangelio según San Mateo -
by Juan-Fabián Delgado,
Dec 29, 2012
4 /
5 stars
Un Cristo multiusos
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