Tim Burton no termina de remontar el vuelo en esta década de los años diez del siglo XXI. Es cierto que ha tenido alguna película de interés como Big eyes, pero también en otras ha petardeado a modo, como en Sombras tenebrosas. Frankenweenie, aunque interesante, no dejaba de ser un remake a lo grande de su corto homónimo de 1984. Esta El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares tampoco le va a sacar de su relativo marasmo actual.
Se basa Burton en la novela de Ransom Riggs (nuevo “enfant terrible” de la literatura infantil), de título idéntico al del filme, que fue su primer libro publicado y tuvo un sonoro éxito en su momento (hablamos del año 2011). No parece difícil entender qué le interesó a Burton para comprar los derechos: un mundo fantástico poblado de seres con habilidades muy especiales, además niños; el enfrentamiento entre esos seres con otros maléficos que parecen engendrados en algún submundo; universos paralelos que coexisten con el real; una iconografía extravagante.
Un adolescente que adora a su abuelo, quien le contaba de niño historias fantásticas sobre un orfanato en Gales en el que supuestamente se crió, encuentra a su yayo muerto en extrañas circunstancias. Da entonces en acudir al viejo orfanato galés para entender cuánto de verdad había en lo que le decía su abuelo. Una vez allí, se encuentra con que el inmueble donde estaba el orfelinato está destruido desde la Segunda Guerra Mundial. Claro que su abuelo le hablaba de un bucle temporal…
Es curioso porque esta historia parece mezclar dos temáticas que no es frecuente coincidan. Por un lado tenemos los seres con capacidades especiales, que recuerdan poderosamente los mutantes de X-Men. Sin ir más lejos, una de las chicas “peculiares” tiene el don de calentar (incluso abrasar) con sus manos… como la Pícara, de X-Men; los otros podrían tener perfectamente un hueco en el cómic de Marvel, sin ningún problema. Por otro lado, el bucle temporal remite directamente al clásico musical Brigadoon (1954), en el que una pareja de cazadores llega a un pueblo escocés que lleva en un bucle temporal algo así como doscientos años. Curiosamente, la guionista, Jane Goldman, lo es también de dos de los últimos filmes de Marvel sobre los mutantes, X-Men: Primera generación y X-Men: Días del futuro pasado.
Pero me temo que la buena materia argumental, tanto en la historia de Riggs (aunque es evidente su deuda con el cómic de Marvel) como en el guión de Goldman, no se corresponde con una dirección de Burton que resulta cansina con frecuencia. Pareciera que el autor de filmes de notable pulso como Alicia en el país de las maravillas o Charlie y la fábrica de chocolate hubiera perdido el sentido del ritmo, y el filme se resiente en una parte central que a ratos induce al bostezo, aunque el desenlace de la trama mejora ostensiblemente, en todo el enfrentamiento entre los niños y los “huecos” (nada que ver con los del ascensor…).
Parece claro qué le interesó a Tim en la novela de Riggs: aparte de que el mundo del escritor de Maryland tiene evidentes conexiones con la cosmogonía burtoniana, hay algunas escenas que ciertamente han debido fascinar al productor (y auténtico autor en la sombra) de Pesadilla antes de Navidad, como la del buque fantasma hundido y la singular forma de sobrevivir dentro de él sin escafandras, o la feroz imaginería de los malos, que parecen sacados de un cuadro del Bosco que hubiera pintado Edward Munch. Pero, claro está, una película no son algunas escenas, por muy potentes que sean (que lo son). Una película es un todo, y en este caso hay que decir que estamos ante un filme descompensado, irregular, con cosas brillantes y otras decididamente mediocres.
Y mira que nos cuesta, porque Burton es uno de los pocos cineastas actuales con mundo propio, cuyas películas se esperan siempre con expectación, considerando que difícilmente nos defraudará su obra; El hogar… no defrauda, pero no se puede decir que colme las expectativas suscitadas.
Entre los intérpretes me quedo con una Eva Green que parece haber asumido el papel que hubiera hecho en el pasado Helena Bonham Carter cuando era la musa de Burton. Pero todo el protagonismo recae sobre Asa Butterfield, el adolescente que, pese a su corta edad, ya ha trabajado con Martin Scorsese en La invención de Hugo y estuvo también en un “hit” del cine sobre el Holocausto, El niño del pijama de rayas. Además, por supuesto, de algunos viejos sabios como Judi Dench y Terence Stamp.
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