En la primera parte de la película, cuando el personaje de Victoria Winters (sosias exacto de Josette DuPres, la amada –dos siglos antes-- del protagonista) entra por primera vez en la mansión de los Collins, el criado, ante el degradado estado de la casa, le dice que ha conocido días mejores. Pues algo así cabría decir de este filme de Tim Burton, en su octava colaboración con Johhny Depp: ambos han tenido días mejores que en esta versión al cine de una vieja serie televisiva de los años sesenta y setenta, titulada en Estados Unidos Dark Shadows y en España Sombras en la oscuridad. Lo cierto es que aquella serie no tuvo, al menos en territorio español, mucho éxito, siendo superada claramente por otro serial de la época, La familia Monster, aunque éste tenía un tono humorístico del que adolecía la otra saga catódica, mucho más oscura y terrorífica.
El filme de Burton y Depp (no es ocioso dar la autoría a ambos; aunque Depp no lo dirija, es obvio que el tono de la película es igualmente deudor del director y de su estrella) no alcanza otras cumbres de la pareja, que pudieran ser, sin temor a equivocarse, Ed Wood, Alicia en el País de las Maravillas y Eduardo Manostijeras. Ni siquiera llega al de otros empeños algo inferiores, como Sleepy Hollow o Sweeney Todd, el diabólico barbero de la calle Fleet. El problema está seguramente en el guión, con una historia bastante elemental, ambientada inicialmente en el siglo XVIII, con bruja resentida que por un amor despechado convierte a su ex amado en vampiro y maldice para los restos a toda su parentela. Cuando el vampiro vuelve a la vida (es un decir…), se encuentra en plenos años setenta, con su look de estética imposible y una disfuncional familia en trance cuasi vegetativo. El tono escogido por Burton y Depp, como casi siempre en el cine que ambos cultivan conjuntamente, está entre el terror y el humor, una suerte de sátira que aquí no termina de encontrar su punto, con demasiada frecuencia basada en los fáciles anacronismos en los que puede incurrir un sujeto que reaparece en el mundo dos siglos después de que lo enterraran cargado de cadenas y candados.
Los diálogos, que en otros filmes de la pareja eran marca de la casa, aquí suelen ser bastante pedestres. Así las cosas, queda la escenografía, la parafernalia de la puesta en escena burtoniana, y ahí no defrauda a sus muchos seguidores, entre los que me encuentro. Burton ha conseguido algo bien raro: cualquier filme suyo es identificable como tal viendo apenas unas imágenes; a eso se le puede llamar personalidad, trade mark o singularidad, pero lo cierto es que es su mejor baza, algo que nunca le falla.
A pesar de la mentada endeblez del filme, hay algunas secuencias memorables, como la última en la Mansión de los Collins, en una escena de lucha apocalíptica, por supuesto rebozada en su correspondiente dosis de humor negrísimo, que recuerda otros momentos estelares de la filmografía burtoniana. Los personajes también son un tanto a su favor; aparte del central, ese vampiro entre petulante, versallesco y cómicamente monstruoso que compone Depp (con algún retazo, es cierto, del Jack Sparrow de la saga de Piratas del Caribe), destaca la bruja que hace Eva Green, en el que seguramente será el papel más pasado de rosca que haya hecho, ni hará, en su vida. Michelle Pfeiffer nos recuerda aquello del “tempus fugit”, con lo que ella fue y lo que ahora (bótox mediante) es. Entre los secundarios descuella la presencia siempre espléndida de la adolescente Chloë Grace Moretz, la que, si no se malogra en los próximos años, está llamada a ser una de las grandes actrices de su generación. Ya destacó poderosamente en filmes como Kick-Ass y en la versión USA de Déjame entrar, y no es descabellado decir, a la manera del gran Jorge Fiestas, que cualquier filme con ella dentro gusta más.
Nota a pie de página: no es por poner palos en las ruedas del (claramente mejorable) guión, pero, si el personaje que hace Depp, Barnabas Collins, es hijo único y cuando es enterrado como vampiro no ha tenido descendencia, ¿de dónde ha salido la familia que se encuentra casi doscientos años después instalada en la que fuera su casa solariega?
Sombras tenebrosas -
by Enrique Colmena,
May 19, 2012
2 /
5 stars
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