Antón Reixa es, seguramente, lo más parecido a un artista del Renacimiento que tenemos actualmente en España: poeta, profesor, músico rockero, dramaturgo, productor de televisión y vídeo, guionista y, ahora, director de cine. Su debú en la realización fílmica jugaba, desde luego, con las cartas marcadas, al adaptar la notable novela homónima del escritor gallego Manuel Rivas, una historia sobre una pasión oculta, la de un guardia civil hacia una joven de alta cuna, por cuyo amor secreto será simultáneamente verdugo y ángel de la guarda del novio de la mujer, todo ello en el universo convulso de la Guerra Civil Española.
Pero aunque Reixa partía de un valor seguro, la versión al cine resulta, como ocurre con alguna frecuencia en estos casos, irregular e inferior al original literario: comienza con titubeos, con subrayados innecesarios y recurriendo antes al trazo grueso que al tono sensible y matizado que un relato de este tipo hubiera requerido, con secundarios sobreactuados y nada creíbles como Manuel Manquiña y Anne Igartiburu.
Es el momento del tópico habitual en estas historias del llamado "cine de tazón", con todos los republicanos santos y todos los franquistas marrajos, al revés de lo que nos contaba el cine de la época de la Dictadura. Menos mal que, poco a poco, Reixa parece desembarazarse del cliché y va definiendo un retrato que, finalmente, cuajará en un valioso perfil humano, el de ese guardia civil demediado entre el cumplimiento de su deber y el amor soterrado pero vivísimo que siente por la mujer inalcanzable, a la que hará feliz a través de otro, por persona interpuesta.
Esa sutileza del último tramo de la historia resulta ser el hallazgo que la redime de anteriores carencias, resultando finalmente este El lápiz del carpintero un interesante film sobre el amor en los tiempos del odio que fue la última guerra entre españoles.
(30-04-2003)
105'