Esta película se pudo ver en la Sección Oficial a Concurso del III Festival de Sevilla, Cine y Deporte.
Esta El milagro de Berna, filme germano de Sönke Wortman, se ambienta en el Campeonato Mundial de Fútbol de Suiza de 1954, cuando la maltrecha Alemania post-Hitler consiguió, contra todo pronóstico, alzarse con la Copa Jules Rimet (por cierto, la que levanta el capitán del equipo “no es” esa Copa: craso error de atrezzo...). Hay dos historias enmarcadas en ese cuadro histórico, sobre las penurias de la postguerra y, sobre todo, sobre las heridas que aquella monstruosidad dejó en las personas que la (sobre)vivieron. La línea argumental fundamental es también una historia de superación, la de un ex soldado de la Wehrmacht, el todopoderoso Ejército nazi, preso en Rusia durante 12 años, que habrá de aprender, a su regreso, a convivir con su familia y a contribuir a su felicidad.
Se beneficia del tono regeneracionista que impregnó aquellos años en la gran nación tedesca, en el tiempo en el que, tras una conflagración crudelísima que redujo al país a escombros, y tras haber sembrado el odioso régimen nazi la destrucción por todo el mundo, los supervivientes germanos de la catástrofe tuvieron que lidiar con la reconstrucción no sólo material de una sociedad, sino, sobre todo, espiritual.
Bien realizada, aunque con algunos baches de interés, el filme de Sönke Wortman (del que se recuerda en España la chispeante El hombre deseado) tiene un final in crescendo que redondea un producto interesante y muestra un tiempo, la postguerra en la vencida Alemania, poco transitado por el cine.
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