Serie: La vida breve

ESTRENO EN MOVISTAR+

La historia de nuestro país, por supuesto, puede dar mucho juego en al audiovisual, y no digamos la relativa a las monarquías que nos han gobernado durante la mayor parte de la existencia de España como nación y como estado. Sin ir más lejos, no hace mucho la serie Isabel, y en menor medida Carlos, rey emperador, dieron cabal idea del interés que pueden despertar los hechos históricos, por supuesto con el aditamento de la lógica ficcionalización.

Felipe V, el primer rey Borbón de España, reinó en nuestro país durante la friolera de cuarenta y cinco años, siendo con ello el monarca de más largo reinado de toda la historia española. En su reinado se dieron además algunas otras curiosidades: fue el primer soberano del Reino de España (contando desde los Reyes Católicos) que abdicó de la corona, aunque después hubo otros (por ejemplo, Carlos IV, Amadeo de Saboya y, por supuesto, Juan Carlos I), y también el único que, hasta entonces, reinó en dos períodos diferentes, de 1700 a enero de 1724, y posteriormente de septiembre de ese año hasta 1746. Ese interludio fue el breve reinado de Luis I, el hijo mayor de Felipe V, quien moriría de viruela tras solo 229 días de ser la cabeza coronada del estado.

Sobre esos hechos históricos va esta miniserie de 6 capítulos, La vida breve, que se inicia a comienzos de 1724, cuando el rey Felipe, cansado de reinar y aquejado de importantes problemas psicológicos, con graves períodos de depresión, que le afectaron durante buena parte de su vida, decide abdicar en su hijo Luis, el Príncipe de Asturias, de 17 años. Pero Luis es un pobre de espíritu, un infeliz que será dominado a distancia por sus padres, tanto Felipe V como, sobre todo, su madrastra Isabel de Farnesio, que fue durante buena parte de la primera mitad del siglo XVIII el auténtico poder en la sombra en los dos reinados de Felipe y el breve lapso de Luis. El nuevo y joven monarca había sido casado con Luisa Isabel de Orleáns, una prima (en aquella época todos los “royals” se casaban con primos... así acabaron, tontos de remate...), una segundona de la corte francesa, cuya extravagante conducta en la capital de España fue objeto de gran escándalo...

Cristóbal Garrido y Adolfo Valor son dos guionistas de ya largo recorrido (están escribiendo guiones profesionalmente desde la primera década de este siglo XXI), que desde Promoción fantasma (2012) casi siempre trabajan juntos. En los últimos años también están actuando como “creadores” de series, de tan diversa laya como Cuerpo de élite, Reyes de la noche y Días mejores, entre otras. Sus historias suelen ser resultonas, imaginativas, aunque con cierta frecuencia no terminan de rematarlas bien.

Aquí se adentran en un género que conocen bien, la comedia, pero en un contexto, el histórico, que no es el habitual en ellos, pero en el que parece que se manejan razonablemente bien, sin recurrir demasiado al humor anacrónico, tan tentador en este tipo de ficciones de humor ambientadas en tiempos pasados, incluso bastante remotos, como en este caso (hablamos de 300 años...).

La serie pinta al rey Felipe como un personaje caprichoso y atrabiliario, con serios problemas psicológicos y, en el fondo, una marioneta en manos de su segunda esposa, Isabel de Farnesio, aquí descrita como una arpía sutil, manipuladora, calculadora, fría y sin escrúpulos, un personaje muy político (en el sentido maquiavélico del término), que deja perlas como su conversación con su nuera, la esposa de Luis, a la que dice que el rey ostenta el poder, pero la reina lo ejerce... Entre las maniobras más controvertidas de Farnesio aquí se cuenta las que realizó para que, con Luis en el trono de España, su esposo Felipe se hiciera con el de Francia, al fallecer Felipe de Orleáns, regente del aún niño Luis XV y existir un clamor en el vecino país para solventar la situación de caos al que había conducido su regencia.

Por el contrario, el personaje de Luis I está pintado como un tipo simple, un papafrita, como decimos en mi tierra, al que su propio padre ningunea cuando le comunica que va a abdicar en él, diciéndole que hace falta alguien joven y capaz, y que él es joven... Sin embargo, hay en la serie una visión benévola sobre el nuevo rey, retratado como un chico bienintencionado que quiso cambiar las cosas en la anquilosada corte, pero al que mayormente no le dejaron sus padres, que, desde el palacio de La Granja, seguían detentando el poder en la sombra.

El cuarto personaje relevante es, por supuesto, la nueva reina, Luisa Isabel de Orleáns, la esposa de Luis, cuyo carácter extravagante cual cabra loca, con tendencia a la heterodoxia más extrema en la muy estirada corte de la época (bueno, en realidad de todas las épocas...) levantó ampollas entre los rígidos cortesanos, aunque ciertamente en la serie funciona como elemento moderno, también un tanto anacrónico en la historia, y dejando algunas perlas como en la escena en la que Luis le pregunta si en Francia tienen también corridas de toros, a lo que ella le contesta que allí tienen bibliotecas...

Presenta la serie un humor en general suave, en clave de comedia clásica, jugando con cierta frecuencia con el llamado “humor de opuestos” y en otras ocasiones (aunque no demasiadas) con el de los anacronismos, como en la escena del baile en la corte, que más parece el de una discoteca del siglo XX, pero al no abusar de ello, no resulta demasiado chirriante. La serie tiene una buena ambientación, tanto en vestuario, mobiliario y palacios en los que se ha rodado (entre ellos los de Aranjuez y La Granja, con sus preciosos jardines, todo ello propiedad de Patrimonio Nacional), y en ese sentido es ciertamente irreprochable.

Hay algunas curiosidades, como la relación de Luis I con su asistente de caza, Serrano, un judío converso que, lógicamente, oculta tal circunstancia, pero al que de vez en cuando le sale la querencia a la religión hebraica a la que sigue perteneciendo de forma clandestina, un personaje inteligente y positivo, que maneja con mano izquierda al pánfilo del rey, pero siempre de forma bienintencionada; la relación entre ambos es peculiar, con mucha complicidad, casi una relación de amistad “de hecho”, aunque “de derecho” fueran amo y siervo. También aparece el personaje de Farinelli, “il castrato”, uno de los más fascinantes del siglo XVIII, y que efectivamente actuó en aquella época para Felipe V, que se extasiaba con su voz exquisita. Las supersticiones de la época aparecerán cuando Luis enferme de viruela, intentando los médicos curarla con procedimientos tan científicos como derramar sobre su cabeza sangre de una paloma, o colocarle en la cama los cuerpos incorruptos de dos santos...

Quizá lo más increíble de la serie sean las supuestas últimas voluntades del rey, nada menos que otorgar una carta de derechos a los ciudadanos que venía a decir que todos los españoles son iguales ante la ley, con derecho a vivienda digna, educación y oficio; la españolidad sería fruto de la camaradería, y no se buscaría la guerra sino la paz... Por supuesto, esto no deja de ser una “boutade” de los guionistas y creadores: habrían de pasar muchos años para que esas ideas aparecieran y no digamos para que cuajaran en las legislaciones europeas.

Serie simpática, entonces, aunque tampoco sea gran cosa. Lo mejor, el acercamiento en clave de comedia a una época (el reinado de Felipe V con el interludio de Luis I) poco transitada por el audiovisual español. Apañado reparto, destacando sobre todos Leonor Watling, cuya Isabel de Farnesio es, sin duda, de lo mejor, una mujer de armas tomar, inteligente y astuta, que supo jugar sus cartas (aunque a veces la partida le saliera mal...) para mantener el poder sin que se notara demasiado que la que mandaba era ella... Javier Gutiérrez aquí tiene un papel que parece un “mix” de sus dos registros como actor, el antiguo de cómico y el actual de trágico; vamos, que inaugura un híbrido que podríamos llamar tragicómico... Carlos Scholz, que interpreta a Luis I, resulta razonablemente simplón, que era su rol, así que se puede decir que lo hace bien; y a Alicia Armenteros, la nueva reina, la soberana cabra loca, también la vemos atinada, aunque con frecuencia parece más de nuestro tiempo que de hace tres siglos...

(15-03-2025)


La vida breve - by , Mar 15, 2025
2 / 5 stars
Un efímero interludio en el reinado más largo